jueves, 31 de diciembre de 2009


La bienvenida al 2010, una gran oportunidad.
José Roberto Hernández Fuentes.

Prácticamente ha culminado la primera década del siglo XXI, diez años bastante agotadores en lo físico, lo emocional, pero también en lo espiritual. Comenzamos aquel memorable año 2000 lleno de simbolismo, expectativa e incertidumbre, se decía que el mundo podía terminar, que el planeta tierra había llegado a su fase final. Dos lustros más tarde el rumor del cataclismo se sigue escuchando, inclusive se han hecho grandes obras cinematográficas hollywoodenses que nos anticipan un panorama destructivo y desesperanzador, como si ya todo estuviese perdido. En nuestra maltratada y aún noble nación mexicana, la situación no es distinta, los crudos y hasta terroríficos acontecimientos que ha vivido éste país no auguran buenas cosas para el futuro, el desaliento, la incertidumbre y la ignorancia parecen apoderarse del espíritu del mexicano. Hoy México ha tocado fondo, no hace falta esperar más momentos de desastre y deterioro social, político y económico para poder decirlo, no somos tan flagelantes para eso (realmente espero que no). Se dice que cuando se toca fondo inicia automáticamente una etapa de autorreflexión y sobre todo de acción para salir de las profundidades en las que se ha caído. Lo interesante y quizá hasta místico de todo esto, es que para la sociedad mexicana, este posible episodio de rehabilitación-recuperación llega doscientos años después de haber logrado su libertad y soberanía, y cien años después de una reconstrucción ideológica-estructural cuyos frutos sociales se han corrompido y malversado. El 2010 es una fecha crucial para esta nación, quizá ahora no podamos hablar o instar a un levantamiento en armas en contra de esas renuentes oligarquías que nos han conducido a escenarios tan lamentables como los que vivimos actualmente, como en aquellos tiempos independentistas y revolucionarios, a final de cuentas en México existe una guerra en estos momentos, en las calles, en los pueblos, en comunidades y hasta en los hogares, una guerra que no distingue ni buenos ni malos, un conflicto que lastima profundamente la vida social de los mexicanos, una guerra que no se pidió, en la que una gran mayoría no participamos, pero de la cual todos somos víctimas. El 2010 se presenta como una oportunidad, un verdadero impasse de reflexión, decisión y participación. Es cierto que ya no se tienen que utilizar las balas y los cañones para transformar este país, también es cierto que ya no hay un Miguel Hidalgo, un Vicente Guerrero, un Morelos, ni un Madero, ni un Villa, ni un Zapata, hoy no hay nadie que nos guíe valientemente hacia la búsqueda del cambio social. Sin embargo no tenemos que buscar a esos iconos revolucionarios o insurrectos, porque ya no los vamos a encontrar, la historia es celosa de sus episodios y sus momentos, y siempre tiene nuevos libretos que escribir. Ahora lo que tenemos que buscar es la capacidad, la voluntad y la identidad que como mexicanos tenemos para solidarizarnos y colectivamente logremos sacar del hoyo a nuestra patria. Honremos a aquellos grandes hombres y mujeres que lucharon por conseguir libertad y autonomía, aquellos que pugnaron por la democracia, por la igualdad y por la justicia; pero no sólo lo hagamos de palabra, que la honra a ellos no provenga solamente de sentimientos momentáneos y efímeros relativos a una fecha determinada, sino que enaltezcamos y alabemos a nuestros históricos iconos nacionales, en la práctica continua, en la constante lucha por aquellos sueños de verdadera libertad y vida democrática, en el discurso congruente con la acción, en la solidaridad social y en el amor pragmático hacia México. Que con la misma intensidad con la que celebramos un gol de la selección mexicana o un nocaut de un boxeador mexicano, trabajemos entusiasta e intensamente por la tan ansiada transformación de nuestra sociedad. Este 2010 es un año místico, en el que la historia se vuelca hacia nosotros, y nos exige demostrar que realmente hemos aprendido de sus grandes enseñanzas, una historia que nos pide dejar la hipocresía y la apatía a un lado y retomar la valentía y el coraje que la distinguió hace 200 años y nos lo refrendó 100 años después. Hoy nos da otra oportunidad, y nos regala una tabula rasa para volver a escribir nuestros anhelos y esperanzas, al mismo tiempo que nos otorga segundos, minutos, horas, días, meses, años para que logremos construir los sueños y deseos que existen en cada uno de los corazones y mentes de quienes conformamos esta nación mexicana, pero sobre todo para quienes sentimos un gran amor por éste todavía maravilloso país. No desaprovechemos esta oportunidad, y ya que si el mundo se va a acabar, al menos terminemos nuestra existencia como una sociedad con la frente en alto.
Un abrazo a todos los lectores del Observatorio Sociológico del Siglo XXI y que el 2010 sea para ustedes de mejora constante en sus mentes, en sus corazones y en sus vidas. Viva México!!!

viernes, 18 de diciembre de 2009


La necesidad y el compromiso del intelectual mexicano.
José Roberto Hernández Fuentes.

La tan recitada crisis por la que atraviesa nuestro país ha sido el tema principal en la mesa de análisis de la clase intelectual mexicana. Las razones son obvias, claras y contundentes, en seguidas ocasiones el país parece desplomarse. El miedo e incertidumbre que surge a razón de esto es por demás justificado, el futuro de la sociedad mexicana se encuentra en constante riesgo y la vida cotidiana parece ser un calvario para la ciudadanía. La inseguridad con que vive hoy el mexicano no sólo se percibe en lugares oscuros y tenebrosos, ni en colonias proletarias alejadas del desarrollo urbano a las cuales erróneamente se les atribuye la gestación del lumpen, la inseguridad que hoy en día padecemos se avista, se siente con el sólo hecho de salir por la puerta principal de nuestros hogares, ubicados estos en cualquier lugar de la ciudad y pertenecientes a cualesquier clase social. La inseguridad se ha desestructuralizado, se ha vuelto abstracta, confusa, sinuosa y abarcadora. Por otro lado, México despunta como el país latinoamericano más afectado por la caótica situación económica que sacudió al mundo entero y de la cual estamos pasando factura, un embate socioeconómico que incrementó los índices de pobreza en la nación, dejando en el vilo del desempleo a miles de compatriotas mexicanos. Dicha situación nos ha hecho repensar la viabilidad de la relación con nuestro vecino del norte y la real posibilidad de la ampliación de la perspectiva económica hacia otros lugares del mapa mundial.
La cada vez mayor desaprobación política por parte de la sociedad civil es otro tema que paulatinamente va cobrando fuerza, esperando pasar de los reproches, críticas y hasta vituperios que surgen de la esfera pública a la praxis social que detone todo el resentimiento ciudadano acumulado y exija mediante un comportamiento enérgico, activo y participativo el cumplimiento del Estado a través de una política social congruente y objetiva. Asimismo, los cuestionamientos suscitados acerca de una reforma que trastoque profundamente el sistema político arcaico que nos impera, se plantea como una de las discusiones más necesarias en la actual coyuntura política de México. A final de cuentas lo que se busca es una verdadera apertura democrática en el país, reconfigurando la relación Estado-Sociedad civil y procurando mayores alternativas ciudadanas de participación en el ámbito político. Todo esto, en términos generales implicaría la madurez de la cultura política en la sociedad mexicana, y al mismo tiempo un sistema político de vanguardia, ad hoc a las necesidades que surgen de la realidad social de nuestro pueblo.
Lo anterior es sólo un breve repaso por los primordiales tópicos de discusión que ponen a trabajar las mentes y capacidades interpretativas y resolutivas de los intelectuales mexicanos. Sin embargo, cuando me refiero a intelectuales no sólo me dirijo a los pensadores mediáticos de nuestra comunidad, sino a la gran cantidad de interesados en el presente y futuro del país, los cuales también poseen las cualidades necesarias para la observación, análisis y creación propositiva de posibles mecanismos de salida a la crisis que nos aqueja. En fin, de lo que se trata es de unir esfuerzos en la búsqueda especializada de soluciones, de un mayor compromiso intelectual con la sociedad, de buscar las alternativas de participación, de encontrar o construir espacios para la canalización y presentación de ideas y propuestas que mantengan viva la esperanza de una mejor nación mexicana. Se trata pues de Sentir, Observar, Pensar, Crear y Decidir sobre el rumbo que debe tomar el progreso nacional en un contexto enteramente democrático.

lunes, 14 de diciembre de 2009

La calle y la identidad social.
José Roberto Hernández Fuentes.


Dentro del contexto urbano podemos encontrar una gran variedad de elementos con los cuales podemos referenciar la ciudad. La industria, la densidad poblacional, la concentración de los recursos, la marcada planeación y organización de la vivienda, la segmentación social y auge del transporte, son algunos de los aspectos que caracterizan la vida en la ciudad. Sin embargo, existe un elemento simbólico y funcional que ha tomado gran importancia desde el surgimiento del espacio urbano como lugar preponderante en el desarrollo de la vida social, la calle. Si bien es cierto la calle no es un elemento exclusivo de la ciudad, también lo es hasta la formación de las ciudades cuando comienza a cobrar real importancia, esto por los efectos de la planeación, organización y distribución de la población en los contextos urbanos. De esta manera, la calle surge como uno de los aspectos más característicos de la ciudad, sin embargo, por su cualidad meramente física, distributiva y orientativa no se le ha considerado como posible factor de análisis que pueda ayudar a la comprensión y solución de las diversas problemáticas surgidas en el transcurso del desarrollo de la vida social en la ciudad.
La importancia de la calle como elemento trascendente del espacio urbano y más aún como punto de encuentro de los entes sociales o bien de los ciudadanos, cobra gran trascendencia al momento de indagar posibles causas que afecten la cuestión de la identidad social. A pesar de que existen instituciones sociales que pueden llevar a cabo la tarea del fomento de la identidad, el ritmo de vida tan acelerado y vertiginoso de la actualidad conlleva a que la interacción de los individuos pertenecientes a una misma comunidad o sociedad, se efectúe de manera directa o indirecta en las calles.
Dentro de la teoría sociológica la cuestión de la identidad social sólo se observa a través de las instituciones sociales tradicionales como la escuela, la familia, el gobierno y en ocasiones hasta la iglesia, dejando de lado algunos elementos que son parte intrínseca de la cotidianidad del sujeto. En la dinámica urbana, una de las dimensiones interactivas de los individuos es la calle, la cual ha sido percibida únicamente como aspecto trivial del desarrollo de la vida cotidiana obviando su valor simbólico para el establecimiento de relaciones sociales que busquen la identidad urbana en un contexto propiamente urbano. Por desgracia en nuestra ciudad, la calle es también simbolo de criminalidad y abuso.

domingo, 25 de octubre de 2009


¿No es fácil ser joven en la actualidad?
José Roberto Hernández Fuentes.

En varias ocasiones he tenido la oportunidad de escuchar discursos que abordan la temática de la juventud en la actualidad. Dichos discursos parten de cuestiones que colocan a los jóvenes como víctimas de una serie de circunstancias estructurales que dificultan su desarrollo y merman su potencial. Las conclusiones son siempre las mismas: “no es fácil ser joven en la actualidad”.
Sin embargo, tendríamos que reflexionar y analizar de manera objetiva dicha afirmación antes de tomarla como una verdad dogmática. Primero, es necesario hacer las correspondientes diferenciaciones en cuanto a las condiciones socioculturales y económicas dentro de la población joven con la que cuenta una sociedad, ya que es por demás claro que debido a la conformación de la estructura social no todos los jóvenes tienen las mismas oportunidades de desarrollo personal. Segundo, hay que señalar que independientemente de esas diferencias estructurales que determinan la vida de los jóvenes, cada uno de ellos enfrenta diversas problemáticas que corresponden a su contexto de desenvolvimiento y al estilo de vida que manifiestan, por lo tanto, si bien es cierto que “no es fácil ser joven en la actualidad” esto depende de variados factores relativos a la situación social en que se vive. De otra manera sería sencillo afirmar que para un joven de clase social alta en el desarrollo de su vida encontrará menos vicisitudes que las que pudiesen observarse en la vida de un joven de clase social baja, esto desde un punto de vista meramente estructural. Por último, es obligatorio e indispensable considerar los nuevos elementos que conforman la vida cultural de los jóvenes y hacer énfasis analítico en los que contribuyen al desarrollo de un comportamiento y actitud necesarios para enfrentar los problemas presentes y venideros. En este sentido, la cultura y la estructura social se presentan como factores determinantes para los alcances, decisiones y comportamientos de los jóvenes.
La cultura dominante que hoy vivimos es demasiado superflua y trivial, carece de un sentido significativo que profundice en la compleja reflexión de la vida cotidiana y sus características determinantes. Contrario a esto, la vida cultural moderna se distingue por su fluidez, los placeres momentáneos, el consumo irracional y el marcado desinterés de procurar un mejor futuro, en otras palabras, la vanidad, el egoísmo y la nimiedad son los principales aspectos distintivos de la cultura contemporánea. Bajo estas circunstancias resulta lógico y sumamente complicado que los jóvenes que viven bajo la bruma de éste modelo cultural puedan interesarse por las diversas problemáticas que afectan tanto a su nación como al mundo entero. Es entonces cuando me cuestiono ¿no es fácil la vida de los jóvenes en la actualidad? Quizá sea demasiado fácil y estemos argumentado erróneamente las características de la coyuntura mundial como el principal obstáculo para la población juvenil en el orbe. ¿Cómo pedemos establecer que la vida de los jóvenes de hoy es fácil, si la banalidad y la superficialidad son sus principales distintivos? Si hacemos un parangón entre la actitud y el comportamiento de los jóvenes de nuestra época y aquella memorable generación de los sesentas que lucho con un jovial y particular estilo por la construcción de un mundo mejor, encontraremos marcadas y muy considerables diferencias. Aquella generación de jóvenes que iba en contra de un sistema mundial que consideraban arbitrario, violento y enajenante, reflejaba claramente un compromiso juvenil con la humanidad, jugaron un papel que para muchos era desconcertante pero que estaba lleno de significado, de simbolismo y de responsabilidad hacia la humanidad, aspectos de los que hoy carece la población juvenil. Probablemente muchos argumentaran que las condiciones y circunstancias de aquella inolvidable época histórica eran diferentes a las que hoy experimentamos, sin embargo esa no sería una respuesta que siquiera se acerque a una justificación del poco o nulo compromiso juvenil en la actualidad de nuestros tiempos. Hoy más que nunca, los jóvenes contamos con las pruebas necesarias y contundentes que deberían de conducirnos a tomar una actitud y responsabilidad que permiten enfrentar de manera objetiva y directa las variadas problemáticas que enfrentamos en los diversos contextos nacionales y en el orden (más bien desorden) mundial. La crisis ambiental que altera negativamente al ecosistema, las crisis políticas de cada nación en el mundo, la crisis económica mundial, el narcotráfico, la utilización de la energía nuclear, la eterna pobreza, las guerrillas, entre otras deficiencias estructurales del sistema mundial son argumentos tajantes para la pronta acción de la sociedad civil de cada nación en el planeta, pero principalmente para los sectores juveniles de quienes depende ineludiblemente el futuro del planeta.
No podemos seguir excusándonos en el absurdo de la existencia de grandes dificultades para el buen desarrollo de la vida de los jóvenes, no podemos seguir ocultándonos en ese inoperante argumento, no podemos continuar llevando una vida tan fácil e irresponsable como la que llevamos actualmente, no podemos seguir sumergidos en la bruma del placer efímero y trivial, no podemos ser una generación perdida en tiempos que exigen de manera urgente la puesta en práctica de nuestra capacidad y voluntarismo juvenil que nos conduzca a la acción social y política necesarias para darle frente a los problemas que hoy nos atañe resolver, no podemos simplemente dejarnos seducir por la intrascendencia de la ignorancia y la desesperanza. Es muy fácil ser joven en estos tiempos, sin compromiso, sin expectativas y proyecciones. Es muy sencillo no luchar por un mejor futuro y dejarnos llevar por los placeres enajenantes y efímeros de nuestra cultura. Es muy fácil decir que no es fácil para así exonerarnos de toda responsabilidad que nos comprometa como jóvenes.

jueves, 22 de octubre de 2009


CULTURA FRONTERIZA Y CULTURA POLITICA EN JUAREZ
José Carlos Soledad*


Es difícil dar un punto de vista concreto sobre esta frontera en cuanto a lo cultural, pero puedo decir sin temor a equivocarme que Ciudad Juárez es una de las ciudades más extrañas del país. Su posición geográfica, su actividad económica, la constante migración de personas, la influencia tan marcada de la cultura de nuestros vecinos del norte y muchas otras cosas, han hecho de nuestra comunidad algo muy particular, donde los valores y los estilos de vida se han ido mezclando formando lo que hoy es Juárez. Si bien es cierto que Juárez es una ciudad con demasiada violencia, verla y analizarla solo de ese modo crearía una imagen muy falsa de lo que realmente es la frontera.
Por muchos años Juárez ha tomado el papel de una ciudad que recibe gente de todo tipo y de todas partes del país con las que intercambia y adapta sus rasgos culturales, y creo que eso es lo esencial de esta cultura tan propia y tan extraña, donde insisto, lo diferente es lo normal, pero no podemos dejar de lado que esta frontera es vista por los migrantes como una oportunidad de mejorar su situación económica, aunque sea por unos cuantos pesos, o al menos así era hasta la reciente crisis, lo cual ha afectado de cierta manera a Juárez.
Por otro lado la ola de violencia que azota no solo a Juárez sino al país completo, vino a agravarse precisamente por la situación económica actual, la falta de dinero puso a “trabajar” al crimen de una manera increíble, los ejecutados, y las balaceras callejeras están a la orden del día, aparte las extorsiones telefónicas, asaltos y demás, han infundido cierto miedo, marcando una nueva forma de vida mucho mas “preventiva” y de desconfianza en la gente por llamarla de algún modo.
Creo que estos factores han creado cierta inconformidad e incertidumbre en la sociedad Juarense, lo curioso es ver como se pide cambio y estabilidad pero la sociedad se queda sentada a esperar que alguien mas haga el trabajo que a ella le corresponde.
Pienso que todas estas cosas sumadas a todo lo que hemos visto a lo largo del tiempo (policías y políticos corruptos, promesas incumplidas, poco avance, ricos que se enriquecen más y pobres que se hacen más pobres, la falta de compromiso de algunos migrantes con esta ciudad…) han producido una cultura política pobre y apática, donde la participación ciudadana en las decisiones de la ciudad es un ejercicio carente ya de sentido y validez.
Creo que es momento de asumir la responsabilidad que siempre debimos haber tenido como sociedad, de involucrarnos realmente en las decisiones que se supone debemos tomar, y de cumplir con nuestro deber ciudadano, dejar a un lado las quejas y de retomar valores que hemos perdido. Es tiempo de aceptar que una sociedad sana no es solo producto del trabajo del gobierno, sino de una sociedad comprometida con ella misma, que trabaja con una amplia moralidad y que sea dirigida por las acciones de la ciudadanía.

*Misionero socialcristiano y estudiante de administración en el ITCJ.

sábado, 17 de octubre de 2009

Análisis de Coyuntura

Alta Tensión. La Liquidación de Luz y Fuerza del Centro.

El Mtro. Ernesto Ortíz Diego con su capacidad analítica y conceptual, haciendo gala de una sociología de coyuntura, expone en este interesante artículo un minucioso y rico panorama sobre la liquidación de una empresa propia del corporativismo sistémico mexicano (Luz y Fuerza del Centro), asimismo comenta sin tapujos el golpe a un sindicato dinosaurico (SME) con las mismas caracteristicas. Por cuestiones técnicas no podemos subir el artículo al Blog, pero está disponible con la anuencia del autor, para quien desee solicitarlo a Observatorio Sociológico.

sábado, 10 de octubre de 2009


Relación Individuo-Sociedad en Foucault y Habermas

Jesús A. Rodríguez Alonso

Desde sus orígenes el hombre existe y coexiste en colectividad, ya desde los grupos nómadas de recolectores y cazadores, hasta las sofisticadas y complejas interrelaciones en los grupos contemporáneos, ya sean nómadas o sedentarios. Sin embargo ha existido siempre la disyuntiva entre ¿quién o qué conforma a la sociedad o es ésta colectividad la que determina al individuo?, las respuestas han variado según el devenir histórico y social, desde las posiciones filosóficas, psicológicas, económicas, políticas y por supuesto sociológicas. La intención del presente trabajo no es hacer una recapitulación exhaustiva, sino acercarnos a dos teóricos relevantes, uno de nacionalidad francesa y otro alemana.

El objetivo de este breve artículo es hacer una conexión valorativa-interpretativa entre Jurgen Habermas y Michel Foucault, tratando de encontrar disonancias y semejanzas en sus planteamientos teórico-metodológicos, bajo la perspectiva que estos autores tienen sobre la relación que guardan el individuo con la sociedad; todo lo anterior en un tono introductorio, abriendo el interés y las posibles discusiones futuras sobre el mismo.
En la primera parte hago un análisis de la teoría de Habermas y Foucault por separado; en la segunda efectúo una comparación entre ambos y finalmente en la tercera parte, intento presentar algunas apreciaciones finales sobre los autores y el alcance de sus posturas para nuestra sociedad.

1. - Jurgen Habermas
Su postura con respecto al mundo, la sociedad y el individuo puede considerarse como optimista, en contraposición a la tradición pesimista frankfurtiana: Adorno, Horkheimer, entre otros.

Habermas conceptualiza la sociedad, ya no sólo como dominada por la razón de acuerdo a fines[1] o racionalidad teleológica, ni con valores predominantes como el valor de la ciencia, el valor de la moral y el valor de la religión; para él, la sociedad es una integración de valores y la “razón pura” por medio de la comunicación, que es lo que utiliza para lograr dicha integración.

Habermas parte de tres concepciones teóricas, una evolución social, donde describe la historia como un devenir de la especie humana, como un proceso evolutivo continuo; asimismo le da a la acción social una corporeidad, el cuerpo-sujeto-humano pierde importancia; en cuanto al concepto de sistema lo plantea como sistema social trans-subjetivo de procesos de aprendizaje en crecimiento, con lo anterior el sujeto es cambiado por una estructura que esta más allá de la subjetividad, proponiéndolo como una situación de comunicación.

Dentro de la sociedad, Habermas concibe dos formas de acción social:

1) La acción comunicativa

2) La acción de acuerdo a fines u orientada al éxito.

En cuanto a la segunda es concebida como aquella acción que hace uso maniqueo de las circunstancias para sacar ventaja, oprimir. Una acción netamente anti-diálogo y donde el dominio es la excelencia representativa.

Respecto a la acción social con lógica comunicativa se presenta cuando los actores interaccionan en un proceso de entendimiento sobre metas comunes y compartidas, concibiendo para ello, el entendimiento como un acuerdo sobre alguna afirmación, dentro de tres dimensiones:

1) Cognitiva, en la que la rectitud de una propuesta puede ser probada objetivamente;

2) Moral, donde las propuestas se realizan sobre la base de las normas establecidas y,

3) Psicológica donde las afirmaciones son valores por la persona a partir de sus circunstancias internas.

A partir de lo anterior, la manipulación, la conquista, el engaño son vistos como “estructuras de comunicación distorsionadas”[2]. Por otro lado, metodológicamente establece la sociedad en dos niveles:

1) sistema

2) Mundo de vida.

Primero, qué entiende por mundo de vida. Presenta varios significados, se refiere al saber de fondo sobre el que se sustenta normalidad de una “situación de habla”[3]; es también el lugar donde interactúan los hablantes, asimismo es la comprensión de lo que nos es propio y lo que nos es extraño, o sea la vida cotidiana. Es en el mundo de vida donde se desarrolla la acción comunicativa a partir del acto de habla, a su vez el mundo de vida se articula en tres esferas:

1) cultura

2) sociedad

3) personalidad

Con ello vemos que Habermas concibe al sujeto como personalidad, como agentes capaces de lenguaje y acción[4], lo que conlleva que el cambio se da como un proceso evolutivo.

Segundo, el sistema como sociedad, incluye los aspectos del dinero, la lógica de la acumulación de capital, la racionalidad burocrática, en sí, lo económico-administrativo.

Habermas menciona que el sistema coloniza al mundo de vida, y es precisamente a partir de esto que plantea a la acción comunicativa como una meta de la sociedad, donde el sujeto (personalidad) es auto-crítico y que puede abstraerse de la acción estratégica (poder-manipulación), todo ello a partir de la racionalidad comunicativa, donde la interacción simbólica se dé partiendo de la buena fe de los hablantes, de la comprensión y entendimiento de las actitudes y símbolos de los mismos, buscando finalmente el consenso. Su método para lograrlo es la dialógica y una doble hermenéutica. Tal como lo menciona Freire “el diálogo es el encuentro amoroso de los hombres que, mediatizados por el mundo, se “pronuncian”, esto es, lo transforman y, transformándolo, lo humanizan, para la humanización de todos...No hay ni puede haber invasión cultural dialógica, manipulación y dialógica son términos excluyentes”.[5]

2. - Michel Foucault

Foucault parte del análisis de la historia, pero no desde el punto de vista tradicional, sino hace un análisis de las discontinuidades[6] de la misma, haciendo historia del presente, buscando una contraposición a las narraciones globales. Para este autor la realidad social es perversa, y precisamente parte de sugerir el estudio de la misma, explicarla, encontrar que hace tener la apariencia de ser normal, y donde lo normal también es perverso, pero que es algo inevitable; viendo la historia se puede revalorar lo normal para luego influir en el cambio o modificación, esto es la genealogía de la historia.[7] En este sentido se diferencia de Habermas y su “reconstrucción histórica”, pero no debo adelantarme al tercer punto.

El análisis de la actualidad en Foucault nace de la formación de una experiencia (episteme) determinada y en cuyo interior se produjeron tanto un conjunto de saberes como experiencias excluyentes del sujeto (la locura. Con esto plantea que la perversidad no es vista en la normalidad, incluso que la perversidad es normal. Foucault no se limita únicamente a hacer una descripción histórica de las formas de castigar y sus transformaciones,[8] mejor dicho, evidencia las costumbres, valores, ideas (episteme) que conforman a los sujetos actuales, igualmente plantea como subjetivamos las relaciones, que para él son relaciones de poder y ante las cuales el individuo no puede desligarse; para lograr una subjetivación profunda y una efectividad del poder, el poder mismo desarrolla y proliferan tecnologías de poder.[9] El tema del cuerpo es esencial en su análisis, el cual privilegia a partir de que es allí donde se sitia el poder. Pone de manifiesto claramente cómo en las prisiones el poder se desnuda en su totalidad, sin caretas ni mucho menos: es donde se castiga el cuerpo pero también el alma; es el cuerpo el que determina nuestros roles y nuestras formas de relación con otros sujetos-cuerpos; el cuerpo es vigilado pero a su vez reproduce la vigilia e incluso el castigo, [10] el sistema-poder esta inmerso en todas las actividades del sujeto, el cual se relaciona reproduciendo las propias relaciones de poder, pero, ¿qué hacer para que los individuos cambien?, a lo cual menciona que lo difícil no es cambiar la conciencia de la gente o lo que tienen en la cabeza, sino el régimen político, económico e institucional de producción de verdad.[11]

El sujeto es en sí producto de sus posibilidades, existe la presencia de prácticas específicas de constitución del sujeto en las que además participa el propio individuo al interiorizar formas de dominio de sí mismo. Estos espacios o áreas de movimiento son estructuras lingüísticas.

Foucault concibe al hombre moderno (sujeto) no como ciudadano con garantías sino un sujeto calculable y objetivable, donde la individualidad moderna es producto de una transformación en los dispositivos tecnológicos sobre el cuerpo y la llegada del hombre en el nuevo saber científico; hizo una economía del análisis al reagrupar la transformación tecnológica en lo que denominó las técnicas disciplinarias y las modificaciones en el orden discursivo,[12] como ya se mencionó, el poder disciplinario ilustra la manera en que se establece una física[13] del poder sobre el cuerpo, necesaria a un proceso de individualización. En sí, la disciplina incrementa las fuerzas del cuerpo económicamente, por que lo hace productivo[14] y debilita las fuerzas del cuerpo, políticamente, porque logra dominarlo.

La tesis principal de Foucault parte de la existencia de la microfísica del poder (en el discurso y en el bio-poder), así como también bajo la existencia de un macro poder pero que es determinado por el micro poder. Su método implícito es una dialéctica que se presenta en una contraposición entre el que ejerce el poder y el que lo padece (sujeto-objeto), que aunado a la genealogía, le hace un autor que constantemente transformó su propia metodología.

3. - Una visión Comparativa

La primera diferencia entre estos autores es su planteamiento sobre la sociedad. Habermas propone un tipo ideal de sociedad, donde la acción comunicativa sea el eje central de ella y donde el sujeto se relaciona con ella a partir de un proceso dialógico, igualmente otorgándole al individuo, que él concibe como trans-subjetividades, la capacidad de abstraerse de la acción estratégica. Un sujeto que sé auto-conoce para poder interrelacionarse con los otros, bajo una racionalidad comunicativa. Un planteamiento optimista y esperanzador para la actualidad, pero que no deja de ser un “tipo ideal” de sociedad e individuos.

Foucault, primeramente parte de un análisis que puede ser considerado pesimista, por su realismo. Sin embargo siento que no plantea ningún tipo de sociedad a futuro o como meta a seguir, más bien efectúa una descripción y explicación de la sociedad actual, a partir de la genealogía de la historia y las discontinuidades de la misma, el sujeto-cuerpo se halla inmerso en esa sociedad, como determinado por ella, a partir de las normas y reglas que ejercen influencia sobre ellos, igualmente la idea del panóptico sutil en la actualidad es un indicio de que no podemos apartarnos del poder-manipulación (acción estratégica diría Habermas. Para Foucault el sujeto se interconecta con la sociedad a partir de las relaciones de poder que ejerce y que padece, bajo su episteme específica, muy probablemente en este punto haya una semejanza con lo que Habermas plantea en la dimensión cognitiva, moral y sicológica, en ambos es el individuo el que configura y manifiesta un discurso, plantea incluso una forma de auto-gobierno que el sujeto puede darse, haciendo de sus decisiones racionales la base de sus acciones sociales; semejanza que comparte Habermas con respecto del sujeto auto-crítico.

Por otro lado difieren en cuanto a la concepción del cambio histórico, mientras para Foucault la historia es la determinante de las instituciones-norma de la actualidad, a partir de las discontinuidades y de la multivectorialidad de la historia (azar), para Habermas es un proceso evolutivo, continuado, muy aunado al desarrollo del capitalismo, siguiendo en este sentido a lo planteado por Weber.[15]

Habermas hace hincapié que a partir de la racionalidad comunicativa, donde los sujetos sean altamente “individuados”, con una fuerte tradición crítica a la autoridad, se podrá desarrollar legitimidades de las instituciones, donde la democracia jugará necesariamente un papel superlativo; considerando a partir de esto, que los conflictos salariales se irán minimizando, o sea que el conflicto entre el mundo de vida y el sistema se irán diluyendo. Todo bajo las reglas y las normas. Por otra parte, para Foucault, la posibilidad de transformar las instituciones solo puede darse a partir de la no-norma, una forma de contracultura, buscando crear nuevas reglas de juego; pero al igual que Habermas, esto dependerá de la auto-conciencia que tomen los sujetos en su acción social, en relación con la crítica que hagan de las epistemes y discursos establecidos por el poder.

Considero que es pertinente aclarar que estos autores efectúan su análisis en referencia a sus propias sociedades, la francesa y alemana, con una larga tradición crítica, con un enorme desarrollo social, cultural, económico y político, forjado en guerras, conquistas e intelectuales. Por que decir lo anterior, ¿para o por qué se lee a los autores, los que sean?, por obligación, para sobrevivir, por esnobismo, pero generalmente (eso espero), para verificar su aportación no sólo teórica, que ya por demás es bastante, sino intentando rescatar su utilidad práctica. Que no se me vaya a malinterpretar, no deseo que la teoría sea desdeñada en pro de lo práctico, finalmente ambos aspectos conviven y se fortalecen mutuamente; sino más bien el afán es localizar los puntos que sirvan como auxilios para desarrollar modos y formas propias de pensar, comprender y desnudar a nuestra sociedad; desarrollar estrategias o mejor dicho ingenierías cuya aplicabilidad pueda darse en los contextos específicos (locales), y como finalmente esto es una ciencia, es preciso apilar conocimientos, aun que la pregunta sería ¿son pertinentes las bases o es preciso cimentar otras?. En palabras de Baudrillard la teoría podría ser una “suerte de resolución simbólica que acarrea por añadidura un fin práctico”[16]

La posibilidad de transformación de nuestra sociedad, a partir de las teorías anteriores podría sonar bastante alejado, sin embargo observar y reflexionar cómo son concebidas otras sociedades y las interrelaciones con sus individuos, nos coloca en una posición más favorable para comprender mejor nuestras interrelaciones. Es interesante sin embargo preguntarnos ¿qué tan dispuesto está el poder-sistema para ceder o para posibilitar un diálogo franco y sincero?, si el poder nos delimita como Foucault lo menciona, o si el sistema habermasiano ( mercantilismo) nos tiene conquistados, ¿dónde yace la posibilidad de esa transformación, para sociedades como la nuestra? Para algunos, una respuesta puede estar en la participación cívica más activa, sin embargo ¿qué tan preparadas estas las masas para ello, y cuál sería en este caso, el papel de los intelectuales-educadores, esperando que ello no sea también una conquista más del sistema o el poder?


Bibliografía

Baudrillard, Jean. “De la seducción”.Rei, México, 1990

Freire, Pablo. “¿Extensión o Comunicación?”. Siglo XXI. México, 1979

Foucault, Michel. “Vigilar y castigar”. S. XXI, México, 1980

______________. “La microfísica del poder”. La piqueta, España, 1992.

Habermas, Jurgen.“Teoría de la acción comunicativa” Vol.1, Taurus, México, 1987.

__________ “Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos”, Rei, México, 1993

Weber, Max. “Economía y Sociedad” Vol.1. FCE, México, 1994

__________. “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” Península, Barcelona, 1977

__________“Historia económica general”. FCE, México, 1984









[1] Recordando a Max Weber en su planteamiento de acción social racional con arreglo a fines, que es guiada por el cálculo y la reflexión. Weber, Max. “Economía y Sociedad” Vol.1. FCE, México, 1994


[2] Véase Habermas, Jurgen.“Teoría de la acción comunicativa” Vol.1, Taurus, México, 1987. pp.136-142. Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos”, Rei, México, 1993. pp.193-232

[3] Véase Habermas, Jurgen. Op. Cit. Pp. 99-109


[4] Es importante aclarar que dichas acciones y lenguaje no sólo se refieren a meros movimientos corporales, sino que implica por supuesto una interacción entre los diversos niveles de comprensión, entendimiento y transmisión (racionalidad) del mensaje (objetivado). Para profundizar véase las páginas 122-143, 351-419 de la obra citada.

[5] Freire, Pablo. “¿Extensión o Comunicación?”. Siglo XXI. México, 1979. p.46

[6] En el sentido estructuralista como ruptura epistemológica, frente al razonamiento progresivo y teleológico de la historia y de las ciencias.

[7] Es preciso recordar este autor puede conceptualizarse en tres etapas: la arqueología, como reglamentación del saber a partir de una episteme; la genealogía como búsqueda de las técnicas y dispositivos del poder y una tercera que puede catalogarse como “el interés sobre la subjetividad individual”.

[8] Foucault, Michel. “Vigilar y castigar”. S. XXI, México, 1980


9] El concepto del panóptico tomado de Bentham es sólo un ejemplo de ello. Tal pareciera que en la actualidad se ha hiperrealizado tal concepto, con la tecnología satelital, electrónica, etc. Que ha roto la arquitectura física básica del panóptico. Foucault, M. Op. Cit. pp. 33-34.


[10]“El individuo es un efecto del poder, y al mismo tiempo, o justamente en la medida en que es un efecto, el elemento de conexión, El poder circula a través del individuo que ha constituido” Foucault, Michel. “La microfísica del poder”. La piqueta, España, 1992. p.144

[11]Ibid.,. Pp. 142-146; “Vigilar y castigar”,…pp.165-166

[12] Foucault. “Vigilar y Castigar”....pp. 142-156; “Arqueología del Saber”. S. XXI, México, 1970. pp.33-64, 278-297

[13] No sólo microfísica, que hablaría de las relaciones individuales y los espacios “donde el poder se vuelve técnica” sino también de una física global del poder, ya que las instituciones y la institucionalización son de las principales formas de disciplina, normalización.

[14] Al respecto, los comentarios del filósofo Jean Baudrillard arrojan algunos puntos para la discusión sobre la economización-producción del cuerpo-sexualidad. Baudrillard, Jean. “De la seducción”.Rei, México, 1990

[15] Weber, Max. “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”Península, Barcelona, 1977.pp. 230-245, “Historia económica general” FCE, México, 1984.

[16] Baudrillard, Op. Cit. P. 45

jueves, 8 de octubre de 2009

Observatorio Sociológico del S. XXI recomienda

Este artículo interesante del Dr. Benjamín Tejerina Montaña. Sobre las teorías sociológicas del conflicto social.

http://www.reis.cis.es/REISWeb/PDF/REIS_055_05.pdf

martes, 6 de octubre de 2009

Recordando el 68, un verdadero año en movimiento.

José Roberto Hernández Fuentes.

El año de 1968, es quizá en el que más se ha destacado el tema de los movimientos sociales, ya que en éste periodo histórico de la humanidad se gestó un gran accionar colectivo que tuvo resonancia a nivel mundial. Estudiantes y trabajadores, hombres y mujeres, salieron a las calles de diversas regiones del mundo protestando contra las grandes fallas del sistema y las repercusiones que esto traía a los diversos sectores de las sociedades mundiales. Empujados por la esperanza de poder cambiar la situación y por el descontento que las consecuencias negativas del sistema capitalista habían generado, cuantiosos colectivos comenzaron a formarse para plantear su disgusto con las condiciones sociales, políticas y económicas de aquel tiempo y exigir las transformaciones necesarias para superar los problemas acontecidos.
Terminada la segunda guerra mundial en el año de 1945, Estados Unidos dominó el mapa mundial con su modelo de producción capitalista, promoviendo su instauración en la mayoría de las naciones del mundo, exceptuando la Unión Soviética y China, quienes aplicaron el socialismo y el comunismo respectivamente, manteniendo grandes diferencias con el sistema social diseñado por los estadounidenses y apoyado por sus aliados. De esta manera, dos de los principales motivos por los cuales se iniciaron los movimientos en 1968 tuvieron que ver con la división del mundo conforme dos tipos de estructura o sistema social, el capitalismo y el socialismo y los frutos que estos cobraban en sus respectivos territorios. Por un lado, la hegemonía casi mundial que Estados Unidos había alcanzado a partir del final de la guerra, y por otro, el intento de recuperar los ideales originales de la revolución rusa que se habían perdido en la práctica del socialismo soviético. Es decir, el sistema mundial se encontraba polarizado por dos estructuras ideológicas, el anticomunismo norteamericano y el comunismo-socialismo establecido en los países de la entonces región soviética. Es así como los movimientos sociales surgidos en el 68, van encaminados hacia el replanteamiento de estas dos visiones del mundo, pues por un lado, el gran rezago que para muchos provenía del sistema socio-productivo capitalista propuesto por los estadounidenses, y por otro la poca eficiencia política que reflejaba la denominada vieja izquierda estando ya dentro de las estructuras gubernamentales de varias naciones, producía un cierto desencanto del mundo. No podemos comprender 1968 a no ser que lo contemplemos simultáneamente como un cri de coeur contra las maldades del sistema mundial y como cuestionamiento fundamental de la estrategia de la oposición de la vieja izquierda frente al sistema mundial (Arrighi, et.al, 1999: 86).

De lo anterior, podemos identificar los dos objetivos a los que estaban dirigidas las rebeliones sociales del 68. En primera instancia, los movimientos enfatizaban su lucha contra las fuerzas dominantes del sistema capitalista en occidente, y que se había arraigado después de la finalización de la segunda guerra mundial. Al mismo tiempo, se dirigían contra los resultados de la “vieja izquierda”, que fue juzgada como débil, corrupta y manipulada por las fuerzas dominantes del capitalismo, mientras que en la Unión Soviética y China, se habían dejado de lado los ideales socialistas y comunistas convirtiéndose en dictaduras militares, olvidándose de sus principios ideológicos de libertad, igualdad y justicia. Estableciendo así la diferencia entre la ideología política de izquierda que presentaban estos nuevos movimientos sociales y lo que en ese entonces era la izquierda que había logrado ubicarse dentro de los regímenes gubernamentales.
Dependiendo del contexto social y espacial, los movimientos del 68 divergían en sus objetivos y su lucha. Como ya se dijo, por un lado se encontraban aquellos que iban en contra de las consecuencias nefastas del capitalismo, y por otro, los que planeaban derrocar a la denominada vieja izquierda. En Estados Unidos, se llevaron a cabo movimientos sociales que pugnaban por los derechos civiles y estudiantiles, además del reclamo de paz que se escuchaba en la voz de esos comportamientos colectivos. En Europa, Praga fue uno de los principales centros de desarrollo de los movimientos sociales de 68, reclamando contra la dictadura del partido comunista, situación similar a la ocurrida en China con su revolución cultural, aunque con otro tinte. Siendo ambos parte integral de la rebelión mundial de 1968.
Ya en plena actividad, los movimientos tuvieron sus propios detractores prosistémicos que querían impedir que estos llegaran a alcanzar sus objetivos. Durante el periodo de acción de dichos movimientos se enfrentaron a rivales quienes defendían el status quo del sistema en ese entonces imperante, así como a los que representaban a la vieja izquierda y sus supuestos mecanismos de implantación de sus ideales políticos. Sin embargo, para la añeja izquierda, 1968 fue un año que se abría la posibilidad de volver a retomar sus bases ideológicas por la cuales lucharon y que habían olvidado, o bien, dejado de lado ya dentro de los regímenes políticos. Era pues un reto y una oportunidad. Reto en el sentido de que la izquierda tradicional se vio en la necesidad de buscar y elaborar nuevas estrategias para acrecentar su injerencia en las sociedades, además de agregar a las nuevas corrientes de izquierda que se presentaban en ese mismo año. Y una oportunidad que consistía en unirse a los nuevos movimientos sociales ayudándolos desde su posición política con la fuerza institucional y organizativa que esto representaba, logrando así, reivindicarse ante la sociedad pero particularmente ante la nueva izquierda, para de ese modo influir en el gobierno de una manera mas decisiva y bajo los principios ideológicos que le dieron origen.

Europa fue la región donde comenzó a desatarse el accionar colectivo de 1968. La Primavera de Praga, al igual que el Mayo francés, se basaban fundamentalmente en los reclamos, las aspiraciones y el poder social de la nueva intelligentsia que surgió como resultado de la organización social del trabajo (Wallerstein,1999: 15). Mientras en el occidente europeo se hacían esfuerzos por aplicar el capitalismo empresarial, en la zona oriente de Europa se avocaban por la propiedad estatal de los medios de producción y la centralización de la economía.
Bajo ese contexto, nacía un nuevo tipo de obrero, aquel que tenía conocimientos administrativos, científicos y profesionales, creados por las instituciones educativas congruentes y dispuestas al sistema capitalista de producción. Los esfuerzos intelectuales se convirtieron en una explosión social con la llegada del Mayo francés y la Primavera de Praga, anunciando la rebelión de esta nueva clase obrera contra las instituciones que las habían creado (Wallerstein, 1999: 16). En la nación francesa, el movimiento social estuvo manifestado por los estudiantes de aquel país, los cuales argumentaban que las universidades eran las principales causantes de una continua reproducción social tendiente a satisfacer las necesidades del sistema socio-productivo capitalista. En Checoslovaquia, la rebelión se encaminaba a reclamar la democratización, ya que el partido comunista mantenía un rígido y exclusivo control sobre el proceso productivo, marginando toda posibilidad de que el nuevo proletariado intelectual pusiera en práctica su racionalidad productiva, en pro de un mayor poder y status. En la misma sintonía estos movimientos fueron seguidos en países como España, Italia y Polonia, entre otras naciones a nivel mundial.

Sin embargo, la duración de estos hechos estuvo sujeta solamente hasta la satisfacción de los intereses por los cuales se pugnaba, dejando de lado la supervisión del continuo proceso de cambió que se buscaba originalmente. Como ejemplos se encuentran la situación francesa e italiana. En Francia el increíble aumento salarial que pidió y obtuvo la izquierda en Grenelles le quitó toda su fuerza combativa y poder de convocatoria al movimiento estudiantil y llevo al Mayo francés a un final repentino, mientras que en Italia, el logro de la satisfacción de las demandas económicas llevo eventualmente a someter y neutralizar el movimiento italiano (Wallerstein, 1999:17).

A pesar de dicha satisfacción de las demandas, el resultado de estos movimientos fue más allá de ese logro. Lo importante de todo recayó en la reestructuración de las instituciones, ya que se consiguió una nueva visualización del sistema mundial en cuanto a los intereses por los que pugnaron los movimientos suscitados en el año de 1968. Los legados que dejó esta trascendental etapa histórica en las sociedades mundiales, se ven reflejados en los siguientes aspectos. Primero, la limitación de la intervención de las naciones hegemónicas, en ese entonces EE.UU. y la Unión Soviética, en lo países del Tercer Mundo, pues “el estrecho paralelo entre la experiencia de la URRS en Afganistán y la de Estados Unidos en Vietnam hace todavía más patente que la acumulación sin precedentes de medios de violencia en manos de las superpotencias reproduce simplemente el equilibrio de poder entre ambas, pero no añade nada a su capacidad para vigilar e intervenir en el planeta y todavía menos en sus regiones periféricas” (Arrighi, 1999:88). Segundo, los cambios producidos en las relaciones de poder entre diversos grupos denominados como minorías y los grupos dominantes, reduciendo el grado de dominación de unos sobre otros, situación que es mas visible en el desarrollo de la vida cotidiana de los individuos y su interacción con sus semejantes. Este poder disminuido de los grupos de estatus dominante es particularmente evidente en los países del centro de la economía-mundo capitalista, pero también, con diversas gradaciones en los países periféricos y semi-periféricos de la misma (Arrighi, 1999:89). Tercero, la respuesta cada vez mayor de los trabajadores ante las injusticias de los dueños del capital, visualizándose en “el hecho central de los años setenta y ochenta ha sido la creciente frustración experimentada por los funcionarios del capital, en su búsqueda global de paraísos seguros de disciplina laboral” (Arrighi,1999).

Es importante, que bajo las circunstancias actuales empecemos a formular mecanismos de acción colectiva que nos permitan cambiar o exigir el cambio de muchas situaciones que perjudican considerablemente a la sociedad en todas sus dimensiones, siguiendo como ejemplo la valentía y entusiasmo de aquellos quienes participaron activamente en 1968.
Bibliografía.
Arrighi, Giovanni, et al. Movimientos antisistémicos. Ediciones Akal. Madrid, España, 1999
Wallerstein, Imannuel, et al. 1968: raíces y razones. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Cuadernos Universitarios, Serie Alebrijes, 1999.

domingo, 23 de agosto de 2009


Ciudad Juárez en prospectiva, la construcción de su futuro.
José Roberto Hernández Fuentes.

Cuando se vive en una situación de caos, en una crisis que acapara todas las dimensiones de la vida social y en una psicosis colectiva que deteriora el funcionamiento de una sociedad, viene inevitablemente a nuestras mentes el angustiante cuestionamiento respecto al futuro. La realidad que acontece actualmente a Ciudad Juárez no ofrece señales de esperanza, manteniendo a todos sus habitantes en el vacío de la incertidumbre. ¿Hacia donde va la sociedad juarense? ¿Qué le espera a Ciudad Juárez? son preguntas que surgen de una extraña mezcla de desasosiego, esperanza y morbo.

Después de que se detonara el estallido de violencia generado por el crimen organizado, a la ciudad fueron enviados millares de elementos del Ejército Nacional como parte de la estrategia de seguridad emanada por el gobierno federal en turno, dicho acontecimiento en un principio provocó una sensación de tranquilidad en la mayoría habitantes de la ciudad, pero con el paso del tiempo y ante la nulidad de resultados la postura de la sociedad juarense respecto a la presencia de militares se tornó dividida. Hay quienes a pesar de los nulos resultados optan por la continuidad de las fuerzas armadas y quienes definitivamente rechazan su estadía e incluso la creen inconveniente y dañina. Más allá de estas diferencias, la situación de la ciudad sigue siendo igual de desastrosa y en momentos parece agravarse y volverse aún más caótica. Sin querer entrar en detalles, Ciudad Juárez se ha convertido en una ciudad del crimen y en un espacio que reúne las condiciones sociales “ideales” para el camuflaje delictivo. Ahora ya no sólo enfrentamos la violencia del narcotráfico y sus demás problemas, sino que han surgido otro tipo de actividades delictivas tales como la extorsión y el secuestro, y se han aumentado los delitos referentes al pandillerismo, todo bajo la sombra y el sello distintivo del crimen organizado. Este terrible panorama es el que actualmente caracteriza a la ciudad y la define como una de las más violentas a nivel mundial, poniéndose así a la vista de todos.

Queda por demás claro que la solución al problema no se encuentra únicamente en la estadía de militares y policías federales en la ciudad, se requiere entonces buscar otras alternativas que colaboren en dar una respuesta positiva y definitiva que resuelva la problemática. Si el gobierno continúa afrontando dicho problema sólo con enfrentamientos directos entre militares y delincuentes por las calles del país, terminará con una cada vez más creciente y fuerte desacreditación por parte de la sociedad civil y con un aún mayor derramamiento de sangre y pérdidas humanas. Es obvio que se necesita incrementar el trabajo de inteligencia policial y militar, pero también lo es que no sólo de ésta manera se lograran los resultados esperados. Es urgente trabajar desde las instituciones tradicionales como la escuela y la familia y fomentar una cultura de mayor apego a la norma y a la conveniencia sociales además de reforzar el imperio de la ley, terminado con la corrupción y el desgaste político consecuente.

La situación que vive Ciudad Juárez cuenta con un factor que podría en determinado momento estar en contra de una posible solución a los problemas. La historia de la ciudad nos permite observar que su constitución como tal se ha debido en gran parte a la inmigración, es decir, Ciudad Juárez históricamente se ha consolidado como una ciudad de migrantes que provienen del interior de la república mexicana en busca de una mejor calidad de vida. El establecimiento de la industria en la década de los 60 fue un polo de atracción para miles de personas que venían con la esperanza de encontrar un empleo que les permitiera vivir decorosamente. Esta ha sido desde entonces una de las características peculiares de Ciudad Juárez, habitándose así de gente proveniente de diversos lugares del país. De ésta manera, la sociedad juarense no cuenta con una idiosincrasia pura que le permita tener un base cultural que refrende y amarre los lazos socioculturales de sus pobladores, por ende no cuenta con una fuerte identidad social que la conduzca a la solidaridad y compromiso colectivo necesarios para ejercer una reacción conjunta a los problemas que le aquejan. Sin la intención de generalizar y de herir susceptibilidades de aquellos que se sienten realmente juarenses a pesar de sus orígenes genealógicos, ésta ciudad ha sido poblada por el interés económico que representó y a pesar de todo aún representa, más no por otra cosa. Es entonces que planteo la necesidad de que la sociedad juarense comience por agradecer y reconocer lo que ésta ciudad les ha dado y al mismo tiempo se configure un sentimiento social que de inicio a un proceso de reconstrucción ciudadana que pugne por mejores y dignas condiciones de vida en una de las fronteras más importantes del mundo. Por más romántico que suene lo anterior, es indispensable para la búsqueda de soluciones a los problemas que vivimos hoy, la construcción de una identidad social que rebase las barreras egoístas de los diversos orígenes socioculturales que componen la ciudad, y así poder salir de frente a la problemática como una verdadera comunidad juarense.

La tarea es complicada, multifactorial y a largo plazo, se requiere de compromiso, de esfuerzo y de paciencia tanto del gobierno como de la sociedad civil. De otra manera, Ciudad Juárez podría ser patéticamente el escenario formal de la ilegalidad y del crimen organizado. Esta en nuestras manos, conducir el destino de nuestra ciudad.

viernes, 21 de agosto de 2009


La naturaleza en la sociedad de la información.
Cristina Gándara Gordillo.*


Desde la sociedad industrial y enfatizado en la actual sociedad de la información, la tecnología esta afectando cada vez a la naturaleza. Se genera una cantidad enorme de desechos químicos, basura y aparatos que tardan muchísimo en degradarse y ni que decir de la destrucción de los recursos naturales. Entonces comienzan a surgir conceptos como ecología, desarrollo sustentable, reciclaje etc. Surge la moda de cuidar la naturaleza, el bombardeo de comerciales que nos dicen que consumamos ciertos productos por que así cuidamos el medio ambiente y todo eso que parecen falacias orientadas a que pensemos que el salvar al planeta depende de nosotros, de las masas. Creo que esto no es así, el dejar de destruir al planeta depende de unos cuantos, de los dueños de las multinacionales que son los que han generado una barbaridad de productos que nos venden de formas y con métodos increíbles con el discurso de que son necesidades que debemos satisfacer, necesidades creadas, defendidas y solucionadas por ellos. Las fábricas sean de lo que sean y la contaminación y daños que producen al medio ambiente, no se comparan con la que producen las personas comunes. Nos dicen que la basura que generamos esta terminando con el planeta, pero esa basura se generó por tantos productos que consumimos ¿por decisión?, ¡no! mas bien ¡Qué nos hacen consumir! Y entiéndase esto como una manipulación inconciente a la que somos sometidos para consumir y que esta implícita en todo el entorno que nos rodea y en el que nos desenvolvemos: calles, medios de comunicación, centros de diversión, escuelas, trabajo, etc. Si las grandes compañías producen es porque nos van a vender a como de lugar sus mercancías, entonces si no quieren que generemos basura, ¡dejen de producir!, en ellos esta la mayor solución a los problemas de contaminación. Hay muchísimos productos no indispensables que si dejaran de producirse ayudarían a disminuir en gran medida la contaminación del planeta y aseguro que no serían causa de alguna muerte humana por la insatisfacción de una necesidad vital. Obviamente es importante que nosotros tengamos conciencia de que sí podemos poner nuestro “granito de arena” y así sentirnos mejor al estar contribuyendo con la protección del medio ambiente, aunque como siempre la “playa completa” la hacen, la manejan y es de unos cuantos.¨

*Estudiante de la Lic. en Educación en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

domingo, 12 de julio de 2009



José Roberto Hernández Fuentes---------------------


Las elecciones pasaron, el abstencionismo y el anulismo se presentaron, y el pasado…se hizo presente.


México acaba de vivir un proceso electoral en donde se “renovó” la Cámara de Diputados o bien la cámara baja. En estas elecciones como en las anteriores se presentó un alto porcentaje de abstencionismo por parte de la ciudadanía. Escuchando datos a través de los distintos medios de comunicación se informa que de los 77 millones de personas inscritas en el padrón electoral sólo acudieron a votar 34 millones, es decir menos de la mitad. Otro fenómeno que se suscitó en este proceso electoral fue el llamado voto nulo. Los informes arrojan porcentajes que van desde el 5 al 8 por ciento de votos anulados por parte de la ciudadanía que acudió a las urnas, nada mal para un fenómeno electoral que recién comienza a tomar fuerza en el país.

En lo que se refiere al abstencionismo y el porcentaje que obtuvo en estas elecciones, no queda más que resaltar los aspectos negativos de este comportamiento del electorado que de alguna manera se justifica tanto para bien como para mal, y es que la causa de éste fenómeno no puede ser atribuida exclusivamente a una simple actitud apática de la sociedad civil en cuanto a su participación política se refiere, sino también al desarrollo de los partidos políticos y su disfuncional relación con el electorado y en general con la sociedad mexicana. Como lo he mencionado en opiniones anteriores y como se ha manejado reiteradamente en la esfera pública, el tema de la política en México y sus principales actores es uno de los que más denostaciones emite en cada conversación que lo refiere. Corrupción, impunidad, negligencia, abuso de poder, demagogia, traición, soberbia entre otros son algunos de los principales calificativos que distinguen hoy en día al sistema de partidos y quienes lo componen así como algunos o muchos de los funcionarios públicos que laboran en cualesquier institución estatal (tal es el caso del IMSS, sólo por citar un ejemplo). La poca transparencia de la política, la falta de ética y de compromiso de algunos políticos y la insensibilidad del progreso nacional en todos sus ámbitos envisten parte de la razones o motivos por los cuales grandes sectores de la sociedad civil dejan de participar en la vida política de México. Sin embargo, a pesar de los argumentos que se puedan presentar a favor del abstencionismo, éste no deja de ser un gran limitante para el desarrollo democrático y político de nuestra nación. El abstenerse de votar sólo refleja la degradación de la cultura política dentro de la sociedad mexicana e implica y denota además de apatía, un extraño conformismo con la situación actual así como un entreguismo de nuestra vida democrática a aquellos quienes se encuentran en posiciones de poder bajo la insignia de la representación popular. Quizá el abstencionismo también sea causado por la ignorancia acerca de las vías de participación ciudadana y al mismo tiempo sentirse atado de manos al no saber como aportar objetiva y productivamente algo para la construcción de una verdadera democracia en el país. Esto último basándose en la creciente incredulidad de la fiabilidad de los procesos electorales históricamente controvertidos y oscuros. Éste negativo fenómeno tiene que derrotarse, y sólo a través de la información, de la transparencia y de una política congruente y efectiva que este acorde a una realidad social puede lograrse, pues la veracidad y factibilidad de estos argumentos devolverán la credibilidad a la sociedad civil mexicana respecto a sus sistemas político y de partidos.

El voto nulo fue otro aspecto que hizo eco en estas pasadas elecciones federales. Algunos sectores de la población mexicana se pronunciaron a favor de esta opción electoral, varios intelectuales del país también hicieron su labor apoyando dicha alternativa, expresando varios argumentos por los cuales anular el voto sería una elección justa, valiente y efectiva. Prácticamente todos los partidos políticos y sus principales personajes se pronunciaron decididamente en contra del este anulismo electoral, ya que según ellos atentaba gravemente la democracia en México, en general todos los argumentos que provenían de ellos partían de ese principio general. Lo cierto es que el voto nulo fue una verdadera forma democrática de expresar el sentir de la ciudadanía, de hacer notar el cansancio, el fastidio y el hastío que produce la actual manera de hacer política en México. Más allá del pesimismo de algunos respecto a este tema, el voto nulo tuvo éxito en su, digamos, primera incursión dentro de los procesos electorales, de hecho tuvo bastante que ver con los radicales resultados que obtuvieron los principales partidos políticos mexicanos, además de no permitir que un partido como el Social Demócrata (PSD) alcanzara el porcentaje necesario de votos para lograr el registro como tal. Pero lo más importante de todo esto no consistía en desestabilizar o mermar las cantidades de votos que pudieran obtener los partidos políticos, sino en hacerles saber a esos mismos partidos que poco a poco la sociedad civil mexicana comienza realmente exigir de manera democrática cambios trascendentes que verdaderamente vayan en dirección hacia un progreso nacional en todas sus dimensiones. En esta ocasión el voto nulo sólo se presentó como un llamado de atención al sistema de partidos y en general al sistema político mexicano, pero si las cosas siguen sin mejorar o al menos no se lleguen a ver esfuerzos reales por parte de quienes gobiernan este país, el voto nulo tomará más fuerza y por ende los resultados serán más contundentes. Una buena noticia para los que optamos por anular nuestro voto, no hemos fracasado.

Debido a los resultados de estas pasadas elecciones, la Cámara de Diputados ha cambiado su conformación. Hoy volvemos a tener mayoría priísta en el Congreso de la Unión, el Partido Revolucionario Institucional aprovecho la coyuntura política por la que atraviesa el país e inteligentemente se logró ubicar en las preferencias de los votantes. El lema “nosotros si sabemos gobernar” fue el eslogan de campaña de los priístas que hoy vuelven a ubicarse como la primera fuerza política en México. Pero, ¿verdaderamente saben gobernar? para contestarnos esa pregunta es oportuno acudir a los anales de la historia y revisar lo que hicieron durante décadas los gobiernos de este partido político, destacando algunos años realmente lamentables que durante sus gestiones experimentó la nación, personajes políticos tan desagradables que sólo mencionarlos no merece la pena. Es realmente una desfachatez que se atrevan a decir que “si saben gobernar”, cuando todos hemos sido testigos del poco o nulo progreso que el país tuvo durante esos 71 años de gestión ininterrumpida, cuando naciones como Brasil y Chile se han logrado desarrollar en mucho menos tiempo. Entonces a que se refieren con “saber gobernar”, realmente es muy lamentable escuchar eso. Esperemos que éste partido haya aprendido la lección y en esta nueva oportunidad haga bien las cosas y deje de lado sus intereses partidistas que siempre lo han caracterizado.

El Partido Acción Nacional es hoy el gran derrotado, muy poco le duro el gusto de ser la mayoría en el Congreso, no supo manejar ese privilegio político. La situación que vive el país en la actualidad con la delincuencia a tope y la corrupción al descubierto, aunado a las condiciones económicas mundiales son dos grandes retos que el panismo ha batallado para afrontar. Las legislaciones panistas no han logrado echar frutos, las reformas no avanzan y el país sigue estancado. Además en estas elecciones el PAN sufrió de fuertes exposiciones de corrupción por parte de algunos de sus personajes políticos, lo cual lo llevó a un desgaste más fuerte que la sociedad civil no toleró. Al mismo tiempo su presidente Germán Martínez Cázares no manejó con inteligencia y prudencia la campaña panista, ya que al caer en ese juego de “dimes y diretes” con el PRI, dejó de lado la propuesta política y por ende su plataforma electoral. Esa estrategia ya no funciona, ya no atrae gente, todos en México sabemos de sobra que cada uno de los partidos políticos tienen su “cola que le pisen”, por favor, ya no caigamos en esas bajezas políticas. En fin, parece ser que el panismo vuelve a su realidad, y quizá le den el golpe final en las siguientes elecciones presidenciales. Es una pena.

Por último, lo que se conoce como la izquierda política en México, es decir el Partido de la Revolución Democrática (PRD) fue sacudido hasta los huesos en estas pasadas elecciones. Es de nuevo la tercera fuerza en el Congreso y esto gracias a la ayuda de partidos como el PT y Convergencia, pues sin ellos quien sabe de que estaríamos hablando en estos momentos. Sus incurables fracturas internas, sus desafortunados escándalos en las tribunas de las Cámaras y el desgaste continuo de su principal figura política Andrés Manuel López Obrador, llevaron al partido a desaprovechar su antigua posición política y caer rápidamente a ese agrio tercer lugar. La izquierda política sigue sin tomar fuerza en este país, sus ideólogos deben replantearse su futuro y tomar acciones que lleven a esos partidos políticos a lugares importantes y decisivos dentro de la política nacional, pero sobre todo deben procurar el no volver a dejar ir las oportunidades y mucho menos la confianza del pueblo.

Así las cosas en la política nacional mexicana. Pareciera que todo vuelve a la normalidad y las piezas se vuelven a acomodar después de un efímero intento por reconfigurar la estructura política. La situación no ha cambiado, que era lo que se buscaba, quizá empeora, no lo sabemos, sólo lo sentimos. Por tal razón una parte de la sociedad mexicana vuelve a darle el voto de confianza al pasado priísta. El panismo no ha funcionado como se esperaba, el perredismo no se ha logrado arraigar y el priísmo inteligentemente aprovecha esos errores. El pasado hace eco en nuestro presente, reflejando y haciéndonos saber que lamentablemente México carece de alternativas políticas reales y convincentes.

martes, 16 de junio de 2009


A propósito de la política y de las elecciones en México.
José Roberto Hernández Fuentes.

En tiempos de contienda electoral, los partidos políticos en México han desatado como siempre una guerra sucia, una batalla política donde el armamento esta representado en la denostación política del contrincante, en spots publicitarios que están llenos de todo menos de propuesta, de realidad social, de urgencia nacional. En ellos sólo encontramos degradaciones, penas ajenas, corrupciones expuestas, desnudez política, en fin todo un cúmulo de aspectos que denotan el pudrimiento de nuestro sistema de partidos.

El discurso político en este país se encuentra tan desgastado como el jabón de un baño público, tan agotado como un individuo moribundo, tan nefasto como la mentira y tan repetitivo como el guardarropa de un superhéroe. Las propuestas emanadas de esa gran palabrería adornada por la declamación son sólo parte de un cortejo que pretende seducir a la sociedad, que aprovecha la coyuntura social para obtener votos, para llegar a ese curul, a esa gran cámara, a ese avergonzante espacio de deliberación política, a esa irónica agora privada que se ha convertido en el gran ejemplo de la incongruencia, de la desfachatez.

El político mexicano es hoy un personaje perdido, que carece casi completamente de credibilidad, que adolece de compromiso y al que le sobra la soberbia. Los partidos políticos mexicanos, sean éstos grandes, medianos o chicos son ahora objeto de reclamos, de culpas, de señalamientos negativos, de incredulidad y de tragicomedias. Ya no son más dignos representantes de los intereses de la sociedad, del pueblo, de México, han caído en el abismo de la codicia y de la ambición por el poder, se enfrascaron en una riña retórica absurda e improductiva, demostrando así su incapacidad propositiva y su falta de sensibilidad ante la realidad social que vive el país. No se avizoran soluciones que den salida a la problemática nacional, que llenen de esperanza a la sociedad mexicana, el futuro es incierto, el presente cala hasta los huesos y el pasado parece volver a tomar las riendas del sistema político. Tal vez llego la hora de liberarnos del espectro de la falsa democracia y plantear una verdadera, real, empírica y arraigante.

El voto nulo puede ser una buena opción de exigir democráticamente cambios en la conducción de este país, no lo sabemos a ciencia cierta, pero hay que intentarlo, hay que experimentar sociopolíticamente, hay que hacer algo, hay que despertar como ciudadanos. La sociedad mexicana no se distingue por contar con una cultura política participativa, situación que a llevado (entre otras cosas) a obtener pobres resultados políticos y una vaga e irresponsable relación entre Estado y sociedad civil. Sin embargo, la oportunidad se nos presenta, la alternativa es una opción manifiesta y el resultado puede ser una fiesta.

Cuando las palabras son traicionadas por las acciones, la intrascendencia se apropia del ser. No sólo hablemos de democracia, hagamos democracia.

domingo, 24 de mayo de 2009

FELICITACION




OBSERVATORIO SOCIOLOGICO.....
felicita a José Roberto Hernández Fuentes por ser considerado alumno destacado de Sociología en la UACJ. Dicho reconocimiento lo otorga la Universidad cada semestre a los mejores estudiantes de esta institución. Enhorabuena y felicidades¡¡¡