viernes, 15 de enero de 2010

Y si las cosas siguen así… ¿qué pasará en este 2010?
José Roberto Hernández Fuentes.

La crítica situación por la que atraviesa la sociedad mexicana en todas las dimensiones de la vida social, aunado a la memorable fecha histórica que viviremos éste año 2010, nos conduce a imaginarios que provocan el desasosiego y la incertidumbre en los habitantes de éste país. Y es que por el tipo de condiciones en las que se lleva a cabo la vida cotidiana de los mexicanos, se torna tentadora la idea de una posible insurrección que acabe de raíz con los problemas de fondo que caracterizan a esta nación latinoamericana. México atraviesa por uno de los periodos más convulsivos de su historia y la posibilidad de una reacción social de gran magnitud se plantea como un escenario latente, sobre todo en tiempos tan importantes de conmemoraciones y celebraciones patrióticas. Sin embargo, más allá de cuál sea el sentimiento social arraigado del mexicano en coyunturas como la actual, es preciso analizar cuidadosamente las consecuencias del riesgo que conlleva vivir en un país como el nuestro. Así, los cuestionamientos acerca de la posibilidad de un estallido social, que surgen cada día con más inquietud en la esfera pública, se tienen que responder de tal manera que se proyecten panoramas sociales objetivos y apegados a una realidad determinada por factores macro y microsociales. En éste sentido ¿se puede augurar un levantamiento social en México? es difícil dar una respuesta tajante ante tal pregunta. No obstante, podemos aproximarnos en tanto revisemos y analicemos algunas de las características de nuestro sistema político y social, además de ciertos patrones culturales del sistema mundial predominante, que influyen directamente en el comportamiento diario de los individuos.
Dentro de la estructura social mexicana, encontramos algunos aspectos relevantes en cuanto a las clases sociales se refiere. Por un lado, en México existe todavía un gran porcentaje de habitantes que viven en condición de pobreza, situación que aumentó debido a las consecuencias de la crisis económica que sacudió al mundo entero. Tenemos también unos pocos grupos que detentan el poder tanto político como económico del país, oligarquías semifuncionales que se han arraigado en los puestos de mando y conducción de esta nación. Y por último una clase social que conlleva en su esencia todos los bemoles habidos y por haber del capitalismo neoliberal, los “clasemedieros”. Estos últimos son quizá los más afectados por las problemáticas que se generan en cada dimensión del sistema, en el ámbito económico son aquellos que se encuentran en el constante vilo, en ese riesgo de la movilidad social ascendente o descendente, entre mejorar o empeorar la calidad de vida que mantienen a raya con el esfuerzo laboral y extra laboral. La clase media es la que vive “en medio” de la incertidumbre continua en periodos de desajustes económicos, sociales y políticos, por lo tanto es la que más resiente el estrés causado por la inestabilidad sociopolítica y económica que nos acontece. Tal panorama podría mostrarnos diferentes grados de indignación según la clase social a la que se pertenezca. En cuanto al proletariado mexicano, los sucesos negativos que dañan la integridad del país nos son vistos con gran alarma, ya que su status social los ha arraigado en la desesperanza, la incredulidad y en un coercitivo conformismo que la historia les ha heredado, llevando a cabo mecanismos de sobrevivencia que los mantienen al límite de su propia existencia. Las expectativas que el proletariado de éste país puede fincar en el gobierno se han disminuido con el paso del tiempo, esta clase social ha sido únicamente parte importante en el diseño instrumental del marketing político en tiempos electorales y el aparato gubernamental sólo ha sabido responder mediante la insuficiencia, intrascendencia e insustentabilidad de la asistencia social. Contrario a disminuir los índices de pobreza en México se incrementan al igual que la incapacidad y la ignorancia gubernamentales para sobrepasar este (pareciera ser) eterno problema. Dicha situación posiciona al proletariado dentro de un entorno en el que solamente se vive para sobrevivir. De esta forma, es cuasi imposible pensar que de éste sector de la estructura social pudiesen emerger aires de cambio social. Ahora bien, más complicado e irónico se ve el hecho de imaginar que la burguesía, oligarquía o los ricos de éste país se rebelen en contra de un escenario que les favorece sólo a ellos, que ellos mismos han construido y en el cual sólo ellos han progresado. Dudo mucho que alguien que nace en “cuna de oro” y que toda su vida ha girado en torno al confort, un día se sienta inconforme con lo que pasa en su nación y piense en armar una revuelta o reforma que transforme las actuales condiciones. Sin embargo, esta clase social también ha sido fuertemente golpeada por la crisis social que atravesamos, han sido víctimas de disfuncionalidades sociales que han mermado su potencial económico, desestabilizado su posición social y herido su orgullo clasista caracterizado por el poder y el dominio. Hoy algunos personajes de la burguesía mexicana han levantado la voz para exigir mejores condiciones de seguridad al gobierno, ya que han visto en peligro su capital tanto cultural como económico. Pero a pesar de estos reproches, la clase social alta en México no tiene la capacidad y la influencia necesarias para llevar a cabo una reestructuración del sistema mexicano, esto porque no representa los intereses primordiales de la sociedad mexicana y porque su distancia económica y simbólica con las demás clases sociales en México ha impedido una posible identidad nacional. No obstante, algo resulta muy provocador de todo esto, y es que ahora no existe solamente un sector de la población mexicana que reclama mejores condiciones de vida, actualmente todo habitante en el país, sea cual sea su clase social siente la inconformidad y la necesidad de verdaderos y profundos cambios sociales, políticos y económicos. Así, el proletariado y las ansias de salir de su histórica precariedad, la burguesía que ve en peligro la seguridad su capital, y la clase media que no soporta más vivir en la incertidumbre y el riesgo constantes, podrían unirse para desatar acciones predeterminadas que inciten al cambio de rumbo en la nación mexicana. Quizá la actual coyuntura nacional configure el contexto en que se produzca una insospechada unidad social que realmente pueda cambiar el presente panorama. Pero, ¿tendremos como sociedad la voluntad de arriesgarnos por nuestro país? ¿Cuánto más tendremos que soportar para de alguna forma reaccionar? ¿En éste 2010 surgirán verdaderos cambios en México? ¿Maduraremos o no como sociedad? Poco a poco el tiempo nos dará la respuesta. Sin duda, el tema que aquí se trata de abordar, requiere de un análisis multifactorial que revise todos los componentes del sistema social y político de México, pero sin temor a equivocarme, una observación a la capacidad de reacción a través de las clases sociales podría darnos una valiosa aproximación a la respuesta que buscamos.

domingo, 3 de enero de 2010

cumplimos un año

OBSERVATORIO SOCIOLOGICO DEL SIGLO XXI CUMPLE EL 4 DE ENERO UN AÑO DE EXISTENCIA. QUEREMOS ESTE 2010 CONTINUAR REFLEXIONANDO CON USTEDES Y PROPICIAR UN PENSAMIENTO QUE NOS SIRVA PARA ENTENDER MEJOR EL ENTORNO SOCIAL, TAMBIEN DARLE A NUESTRAS VIDAS UN SENTIDO MAS CONSTRUCTIVO Y MENOS CONFUSO, Y ASI, VISUALIZAR LA REALIDAD CON UN LENTE DE OBJETIVIDAD Y PASION SOCIOLOGICA EN BENEFICIO DE TODOS. GRACIAS AMIGOS.