Democracia y fútbol: el debate
José Roberto Hernández Fuentes
Lamentable la
postura tomada por TvAzteca y su propietario Ricardo Salinas Pliego respecto al
tema del horario de transmisión empalmado del debate entre los candidatos a la presidencia
de México y el partido de futbol que enfrenta a los equipos de Morelia y
Tigres. No sólo se trata de una laceración a la democracia, sino que deja ver
claramente a uno de los principales obstáculos del proceso democrático en la
sociedad mexicana: los intereses económicos de las televisoras monopólicas en este
país.
Manipulación de
la opinión pública, encubrimiento de las grandes debilidades del candidato al
que favorecen las dos principales televisoras del país, desdén a la democracia
o como queramos verlo. Lo que si es cierto es que tal acto sólo perjudica a los
mexicanos por desviar la atención de un hecho tan importante para los fines de evaluación
ciudadana de los candidatos, sus propuestas y su carácter (qué también es
importante), aspecto necesario y trascendental para la democracia mexicana, ya
que permite ir definiendo la decisión a tomar por cada uno de los ciudadanos
electores, al conocer mejor el perfil y el contenido político de los
contendientes a la presidencia de México.
Es el Instituto
Federal Electoral (IFE) el que debe tomar “la sartén por el mango” como institución
defensora de la democracia mexicana y de los intereses de la ciudanía que deben
estar siempre por arriba de cualquier otro interés. No debe dejarse vulnerar
por la perversidad de las televisoras, eso afectaría aún más su credibilidad
como uno de los principales actores democráticos de nuestro país. Y en el caso
de que su capacidad no alcance a detener este acto irresponsable y antidemocrático,
al menos mostrar una actitud altamente crítica y severa en contra de estos obstáculos
democráticos que lamentablemente llegan a dominar por su poderío económico.
Por otro lado,
la ciudadanía no debe dejarse manipular por estas graves irresponsabilidades, y
tener en cuenta la preponderancia de la cuestión social y política sobre
aspectos realmente insignificantes e intrascendentales como un partido de
futbol. Vale más apostar por un mayor conocimiento de cada una de las personas
que pueden llegar a dirigir los destinos de nuestro país, sobre todo por la
coyuntura crítica en la que nos encontramos y de la que tanto nos quejamos, que
ver 90 minutos de un espectáculo deportivo que ha sido subsumido y rebajado por los
intereses económicos y las estrategias perversas de la mercadotecnia, además de
que ha sido una de las grandes y constantes desilusiones deportivas en este país.
Fútbol tenemos prácticamente todos los días, debates
sobre este deporte hay a diario, pero la oportunidad de seguir de cerca a
quienes en un futuro pueden llegar a ser los responsables del rumbo social, político,
cultural y económico de los mexicanos, no se presenta cotidianamente. La
democracia es primero, el show futbolero es sólo parte de lo que en ocasiones
como esta es un espectáculo traicionero.