viernes, 1 de marzo de 2013


La corrupción en las elites políticas y sindicales de México
Samuel F. Velarde

                Desde que se fundó el México corporativo en 1929, bajo la egida de Plutarco Elías Calles y el PNR (Partido Nacional Revolucionario, abuelo del PRI) el país se condenó a ser gobernado por una elite política que nunca se caracterizó por democrática.  Las purgas internas dentro de este partido fueron consecutivas, Lázaro Cárdenas corre a Calles y al dirigente obrero Luis N. Morones a Estados Unidos, de la Madrid encarcela a Jorge Díaz Serrano director de PEMEX, Salinas de Gortari le siembra armas al dirigente petrolero Hernández Galicia, Carlos Jongitud Barrios el anterior a la Gordillo cae también por órdenes de Salinas de Gortari. Es decir, una serie de hechos  parecidos que se dan al considerarse que una persona es peligrosa o ya no sirve a los intereses de ese sistema corporativo y clientelar, que inició con el PNR y sobrevivió a pesar de la alternancia en el 2000.
                Hoy la caída de Elba Esther Gordillo parece sorpresa, pero si se revisa bien la historia del país, es un peón más que sufre el jaque mate, una pieza que dejó de ser útil al gobierno en turno. Mucho se ha escrito al respecto y no vale la pena convertir este artículo en círculo vicioso. Lo preocupante aquí es la corrupción imperante en el SNTE, es decir se mata el perro, pero y ¿la rabia? ¿El SNTE continuará como un sindicato corrupto, amañado, rebasado por los tiempos? No se sabe.
                La riqueza de la ex dirigente sindical era un secreto a voces, todo mundo sabía de sus extravagancias que recuerda a la sofisticada Imelda Marcos, aquella esposa del dictador filipino Fernandino Marcos, a quien parece emulaba al menos en su estilo. Todo mundo hacia escarnio en secreto de los aspavientos de la profesora venida a menos, todos se reían de su ignorancia, de su pobre vocabulario, de sus cirugías, pero nadie se atrevía a enfrentarla directamente. El control que ejercía dentro del SNTE era efectivo, mucho dinero de por medio.
                La pregunta es ¿y todos aquellos que sostuvieron a la ex dirigente, dónde están?, ¿es justo que ella solamente pague por la corrupción en el sindicato, hacia todo solita?, no lo creo. En tal sentido su detención a pesar de estar basada en la ley, también tiene un gesto político, una venganza muy al estilo del priismo tradicional.
                Es principios de sexenio, oportunidad de quitarse de encima estorbos políticos, pero eso no significa que la elite política se moralice, esto es otra cosa, si la ex dirigente del SNTE está en la cárcel, ¿que se hará con otros individuos igual de corruptos? Por lo pronto la sociedad civil se ríe nuevamente, se sorprende, continúa en esa senda tragicómica de hacer chistes y escarnio del árbol caído. Pero eso definitivamente, no hace la primavera democrática.

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