De lo
económico a lo social: Ciudad Juárez
Samuel
F. Velarde
Las disquisiciones económicas no
son precisamente mi fuerte, pero desde lo sociológico por mi formación me hace
pensar en la premisa sencilla de que el desarrollo económico debe traer
aparejado un desarrollo de bienestar social, aún cuando el primero haya sido en
base a un gran esfuerzo social (caso coreano), se refleja luego en el
crecimiento de la sociedad, tanto en su calidad de vida como en su aspecto
democrático.
La nota que se publica en el
periódico Norte de Ciudad Juárez el día 23 de febrero de este año, puede leerse
de manera muy positiva, a propósito de la Inversión Extranjera Directa IED que capta el estado de Chihuahua del 25% de los
18 mil mdd en los últimos diez años. También afirma que las exportaciones de
este sector industrial son la quinta parte de lo vendido por Chihuahua al
extranjero. Es posible que esto sea
realmente un importante acontecimiento económico, sin embargo al relacionar
este hecho con la situación social por la que atraviesa el estado y en especial
Ciudad Juárez, no se encuentra una
relación precisamente más optimista.
Luego de la racha de violencia
que sacudió a Ciudad Juárez (porque en el resto del estado sigue la misma
situación) la economía se vio en una crisis preocupante, muchas pequeñas
empresas cerraron, otras se establecieron en la vecina ciudad estadounidense y
algunas mas fueron devastadas, por supuesto que las empresas maquiladoras
gozaron de diferente suerte, pues la mayoría continuaron con sus actividades,
simplemente porque sus centros financieros y sus dueños ni están aquí ni era
peligro para ellos lo que sucedía en este espacio geográfico. Esto a propósito
de que la IED continúo sin mucha dificultad. De hecho a estas empresas les afectó
más la recesión económica que la crisis de la violencia. Pero ahora que las
cosas han cambiado un poco, es importante evaluar las cifras exitosas que se
comentan al principio, con la posibilidad de que sean congruentes con el
aspecto social de la ciudad.
Ciudad Juárez, se encuentra en
parte ligada a una cadena productiva con ganancias estratosféricos a nivel
global, hay una cantidad numerosa de mano de obra barata dispuesta a trabajar
en todo momento y bajo cualquier condición, también hay un importante número de
profesionistas que se incorporan al capital humano (que propicia procesos de
enseñanza aprendizaje laboral) de las industrias a un muy bajo costo. Por
ejemplo ¿Cuánto le cuesta un ingeniero en sistemas, industrial,
electromecánico, en aeronáutica a la Samsung, Tatung, Delphi?, absolutamente
nada. En este sentido hay que ir viendo la posibilidad de ir diseñando formas diferentes
de vinculación escuela empresa, con el objetivo de transferir recursos a la
investigación tecnológica, pero con la condición de que aquí se quede, para ir
creando un plus tecno industrial mexicano, dónde las exportaciones sean más
mexicanas que coreanas, japonesas o chinas y las ganancias realmente sean
provechosas.
Es tiempo de dejar ilusiones
basadas en estadísticas engañosas o leídas de forma diferente, pues si en este
sexenio no se sientan las bases estructurales para dejar de ser simples
ofertantes de mano de obra barata, se nos pasará el tiempo para construir un
país con posibilidades de ser emergentes más que urgentes de trabajo
extranjero. Finalmente también hace falta una buena dosis de nacionalismo
productivo, pues mientras en Corea dice mi ex profesor Dr. Ernesto Rangel, el
gobierno invierte bastante en fomentar la identidad nacional en el proceso de
internacionalización al que se enfrenta. En México la ignorancia y el
descredito de la violencia nos ha sumido a casi todos en un ambiente poco
nacionalista y de escaso amor por México, muy necesario para levantar al país.
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