Reflexiones
personales, de viajes, calles e historia
A
Celeste Alcalde y Renzo Sarchi
En 2010, tuve la posibilidad de estar
en Corea, en la ciudad de Busan, donde la Universidad de Estudios Extranjeros,
celebraba los bicentenarios de las independencias de América y el centenario de
la revolución mexicana, asistí en aquella ocasión en calidad de ponente, fue
una experiencia increíble el estar en un país asiático paradigmático y hablar
de un proceso de mi país, la revolución. Sin embargo lo central aquí es la
ciudad donde estuve. Por lo general el estatus de turista y la cultura de únicamente
tomar fotos y captar lo superficial, es generalmente lo que uno hace, pero
luego, las circunstancias te invitan a ver las cosas de manera diferente. Así
al caminar por sus calles, pensé ¿qué recuerdos guardarían sus edificios,
banquetas, sus árboles y sobre todos sus ancianos, aquellos que vivieron días
aciagos durante la guerra intercoreana?.
En la historia surcoreana Busan
tiene un significado muy importante, no solamente porque es la segunda ciudad
más grande de Corea luego de su capital Seul, sino porque aquí se han suscitado hechos históricos relevantes, en ese inter
estaba en proceso de elaborar mi tesis doctoral sobre la sociedad civil
surcoreana y sabia del protagonismo de Busan como ciudad contestataria durante
la dictadura. Pero mucho antes, durante la guerra de Corea la ciudad fue la
única que no fue tomada por los norcoreanos, convirtiéndose en la ciudad
bastión del gobierno surcoreano. Por ello, las Naciones Unidas bajo la egida
norteamericana impusieron un cerco alrededor de la ciudad, de hecho ahí existe
un monumento a los países que intervinieron en su ayuda.
Pero
también Busan fue una ciudad que se opuso a la dictadura de Park Chung hee, el
16 de octubre de 1979, hubo una gran manifestación que puso en jaque al
gobierno, al grado que una división del ejército ocupó la ciudad,
desencadenándose una feroz represión por todo el país, días después Park sería
asesinado por el jefe de la inteligencia coreana en una pugna inter cúpulas. ¿Cuántas
vidas se perdieron, cuantos presos políticos busaneses si se me permite este
gentilicio, morirían en cárceles o aún viven recordando su lucha?
Y
en esta remembranza histórica recorrí sus calles, yéndome en la historia y
gozando más del espacio urbano y del ambiente asiático que rodeaba mi identidad
juarense y occidental.
Luego,
en el 2012 estuve en La Plata Argentina, me sucedió la misma experiencia al caminar por sus bellas
calles repletas de jacarandas y otro árbol que se me olvida su nombre, donde
ambos emiten en primavera un exquisito perfume que combinado con la humedad de
la ciudad, hacía del ambiente algo especial. Pero en aquellas calles de amplias
banquetas, durante la dictadura militar del general Videla sucedieron hechos
graves. Desapariciones de personas, asesinatos, tortura y represión. No se
puede uno imaginar cómo detrás de la simpatía de los argentinos y su forma tan
desinhibida de ser, pudo existir una etapa realmente cruel. A finales de los
setenta tanto agentes del gobierno, como integrantes de la fatídica triple A
(Alianza Anticomunista Argentina), hicieron de las suyas con miles de personas
catalogadas de peligrosas para el sistema. Al caminar por las aceras de La Plata, por las calles 41, la 56, la 7, la 4
en fin, mientras admiraba sus calles arboladas me imaginaba el miedo de
aquellos tiempos, la angustia de muchos argentinos al verse copados y aislados
para nunca más, volver a contemplar la luz del día.
En
Corea, conocí a Sergio Grez Tosso historiador chileno y me llamaba la atención
como él coleccionaba los mapas de la ciudad, los folletos que nos daban en
determinado lugar, cualquier cosa que se convirtiera en material de análisis, luego
comprendí que era su forma de hacer historia, sus indicios, para luego de lejos
y con el tiempo, entender la historia de esa ciudad, del lugar.
Todas
las ciudades poseen su lado oscuro, su historia clandestina, sin embargo al ir
como simples visitantes, muchos no perciben la quintaescencia de lo que ven a
simple vista. Nuestra querida Ciudad Juárez por ejemplo, tiene su lado nefasto,
sus muertas, sus desaparecidas y desaparecidos, sus violaciones a los derechos
humanos, es decir su historia triste y definitivamente poco conocida en
realidad, que avergüenza y desconcierta. Pero así son las historias de las
ciudades, aunque las que más aparecen son las del glamur o las del discurso
oficial, monumentos, jardines, bares, teatros, sin embargo la otra historia hay
que buscarla, es parte del quehacer sociológico, sobre todo.
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