jueves, 20 de diciembre de 2012


Conflicto palestino-israelí

Claves para entender la crisis en Gaza

Por Leonardo Macciocchi

 
  • Entre los días 14 y 18 de noviembre Israel llevó adelante un fuerte ataque aéreo denominado operación Pilar defensivo, sobre la franja de Gaza, como respuesta a los cohetes lanzados por el movimiento de resistencia islámico, Hamas. Se calcula que 160 palestinos perdieron la vida, entre ellos el dirigente la fuerza palestina, Ahmed Yabari. ¿Qué lectura se puede hacer sobre el espiral de violencia que generó la ofensiva militar sobre Gaza, en el contexto de un dramático conflicto que desde hace décadas sigue estancado? ¿Qué consecuencias puede traer para el cada vez más convulsionado Oriente Medio? Si queremos aproximarnos a una respuesta, debemos tener en cuenta una serie de cuestiones:

  • Plomo Fundido II. Algunos analistas internacionales han comparado el reciente ataque israelí sobre la franja Gaza como una continuación de la Operación Plomo Fundido, llevada adelante por Israel entre 2008 y 2009, dirigido a golpear a Hamas. El argumento invocado era el mismo que en esta ocasión: una acción de defensa ante los lanzamientos de misiles palestinos. Si bien en la primera operación el número de víctimas fatales fue sustancialmente mayor que en la reciente, en las dos las principales víctimas fueron civiles, particularmente mujeres y niños, junto con una destrucción de escuelas, hospitales, comercios y carreteras. En ese sentido, los ataques de Israel estuvieron lejos de desarticular a Hamas, y han agudizado la crisis humanitaria que vive la población en Gaza.

  • Asesinatos selectivos. La operación Pilar defensivo comenzó con el asesinato de Ahmed Jabari, representante del ala militar de Hamas, quien fue alcanzado por un misil israelí que explotó en el vehículo que lo transportaba. El pacifista israelí, Gersho Baskin, en declaraciones al periódico hebreo Haaretz, reconoció que Jabari estaba dirimiendo un acuerdo de paz con Israel. De hecho, el líder de Hamas, desempeño un papel clave en el intercambio de Gilat Shalid, soldado israelí capturado por el movimiento islámico en 2006 y liberado en octubre de 2011. La muerte de Jabari se enmarca en los asesinatos selectivos de activistas y dirigentes palestinos que, desde la segunda Intifada del año 2000, Israel continua llevando a cabo. En abril de 2004, bajo la consigna de la “lucha contra el terrorismo” pos 11-S, un helicóptero israelí lanzó tres misiles contra Ahmed Yassin, líder y fundador de Hamas, acabando con su vida y la de sus guardaespaldas, y dejando varios heridos.
 
  • Repudio mundial. Manifestaciones en las principales ciudades del mundo se suscitaron tras el ataque aéreo de Israel. El diario Haaretz lo calificó como un crimen de guerra. Asimismo, hubo un llamado al boicot internacional contra Israel, formulado por un grupo de más de 50 artistas e intelectuales, como el Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, Roger Waters, y el lingüista Noam Chomsky.    

  • Egipto. El presidente egipcio, Mohamed Morsi, tuvo un rol ciertamente protagónico como mediador para lograr una tregua. Sin embargo, el 23 de noviembre soldados israelíes acabaron con la vida de un agricultor palestino de 21 años al sur de Gaza e hirieron 10 personas, episodio que fue deplorado por el ministro de relaciones exteriores palestino, Riad al Maliki. Los cancilleres egipcios y norteamericanos respectivamente evitaron el ataque terrestre a Gaza que Israel, a instancias del ministro de defensa, Ehud Barak, había dejado en claro que estaban desplegadas las tropas militares para concretarlo. En respuesta a la negativa, algunos soldados israelíes tildaron de “cobarde” a Netanyahu.  

  • El problema no es Hamas. Desde 2006, Israel mantiene un brutal bloqueo contra Gaza, convirtiéndola en la mayor prisión a cielo abierto del mundo. Hay que aclarar que los bombardeos y la expansión de las colonias israelíes en territorios palestinos es anterior a Hamas, movimiento surgido en 1987, y desde 2006 –año en que gana las elecciones- administra la franja de Gaza. Israel desconoce a Hamas, y el único interlocutor que reconoce como válido es la ANP con Abbas a la cabeza. Es importante recordar que, en un primer momento, Israel apoyó a Hamas para contrarrestar el peso de la OLP. 

  • La situación en Gaza. Denominada como la “mayor prisión a cielo abierto del mundo”, la franja de Gaza cuenta con una superficie de 350km2, habitada por 1.7 millones de personas, y ocupada por Israel desde 1967, luego de la Guerra de los Seis Días. El bloque es marítimo (se ha reducido drásticamente el espacio para la pesca desde los Acuerdos de Oslo de 1993) y comercial (Israel bloquea el ingreso de productos básicos como alimentos, suministros para hospitales, material de estudio), obligando a transportar mercaderías provenientes de Egipto a través de precarios e inestables túneles subterráneos. Además impide la llegada de ayuda internacional: recordar el episodio de la flotilla Libertad, que salió desde Turquía con civiles desarmados que llevaban juguetes y lápices para los niños de Gaza. Fuerzas navales de Israel interceptó y disparó contra la flotilla, matando a 9 ciudadanos turcos. Cabe remarcar que hubo ningún tipo de condena de los responsables. Este hecho generó una tensión diplomática entre el estado turco y el estado hebreo, tal como se vio en el fuerte cruce entre el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, y el presidente israelí, Shimon Peres en la Conferencia de Davos en 2009. El año pasado, Israel presionó al gobierno de Grecia para retener la flotilla dirigida a Gaza, y en octubre de este año detuvo a otra flotilla, Estelle, esta vez proveniente de Finlandia.    

  • Palestina y Naciones Unidas. La asamblea de naciones unidas admitió a Palestina como estado observador no miembro, un acontecimiento que ha recibido numerosas lecturas provenientes del ámbito académico y jurídico, y de distintos medios de información. Hay quienes ven dicho reconocimiento como una puerta que se abre para la solución definitiva de un conflicto que lleva más de 60 años. Otros lo ven como una victoria del pueblo palestino en la búsqueda de su soberanía, y el fin de la ocupación israelí. No obstante, podemos decir que es un hecho que no va a modificar la naturaleza del conflicto, debido a una serie de dilemas. En primer lugar, hay que diferenciar entre reconocimiento y admisión. Actualmente, más de 130 países reconocen a los territorios ocupados como Estado. Tal reconocimiento no le otorga a Palestina el estatus de Estado. La admisión como miembro pleno en Naciones Unidas se dirime en el Consejo de Seguridad, en donde Estados Unidos, como lo ha dejado en claro en numerosas ocasiones el presidente Obama, hará uso de su poder de veto. Con la condición de estado observador no miembro, la capacidad de decisión e intervención de Palestina en la ONU es prácticamente nula. En ese sentido, el escenario que se presenta para el pueblo palestino está lejos de ser esperanzador, ya que el estado de Israel ha anunciado recientemente, la construcción de miles de colonias en las zonas de Jerusalén del Este y Cisjordania. La cuestión del estatus de Palestina no resuelve el problema o los problemas de fondo como son el derecho a retorno de los refugiados, la reconfiguración de las fronteras anterior a 1967, el bloqueo a Gaza y el muro de Cisjordania.
 

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