martes, 3 de julio de 2012


México y su futuro: lo más significativo de esta coyuntura electoral
José Roberto Hernández Fuentes

Más allá de la supuesta diferencia de seis o siete puntos entre Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, donde éste último es el aventajado, impera un ambiente de incertidumbre y desconfianza en el ámbito social y político mexicano, pues de nuevo salen a relucir evidencias, pruebas de irregularidades en el proceso electoral que se llevó a cabo este 1 de julio del 2012 en la República Mexicana. Y es que han resultado claros los detalles y las cuestiones en las que se denota el agravio a la democracia electoral en nuestro país.
Las evidencias contundentes de compra y coacción de votos que se dejan ver en las redes sociales, que dicho sea de paso se han convertido en una especie de guardianes de la democracia; la irresponsable, antidemocrática y cínica proyección de un candidato como Peña Nieto por parte de los medios monopólicos de comunicación en México (Televisa y TvAzteca), quienes todavía, y para mala fortuna, aún manejan a su antojo un muy elevado porcentaje de la opinión pública nacional, así como el acarreo de gente seducida por kits de despensa, conforman aún parte de los malestares de la maltrecha democracia mexicana.
Pero ¿cuál es el trasfondo de todo esto? ¿por qué retorna un partido político famoso en gran medida por su corrupción, por su autoritarismo, por su carácter antidemocrático? Será cierta aquella frase de que “el pueblo tiene los gobiernos que se merece” porque en ese sentido seríamos un pueblo sometido, sin conciencia, timorato, y corrupto también. Es decir, un pueblo sin aspiraciones democráticas. En lo personal, no creo que esa sea la respuesta a las interrogantes.
El regreso de un partido como el Revolucionario Institucional (PRI) tiene que ver con varios factores que es importante analizar desde una perspectiva sociológica y sociopolítica. Y como el orden de los factores no altera el producto, comenzaré destacando lo siguiente: uno de los aspectos más favorecedores para el priismo es sin duda la enorme desigualdad social existente en la sociedad mexicana, el elevadísimo porcentaje de pobres que aún caracterizan muchas zonas del territorio nacional tanto urbano como rural. Este sector social es que legitima en su ignorancia estructural este tipo de candidatos y sus partidos. Son ellos, los pobres los que conforman una parte trascendental de la maquinaria electoral priista.
¿Por qué? Simplemente porque por lo que se les ofrece a cambio de su voto, y de un momento a otro, sin esfuerzo alguno, es una gran necesidad para ellos, el hambre es maquiavélica cuando se sufre de ella por días, dinero o despensas aminoran “gratuitamente” esa necesidad al menos cada 6 años. Así es difícil que este tipo de gobiernos encabezados por este tipo de partidos lleve a cabo estrategias, políticas públicas o programas para abatir la pobreza y la desigualdad social-estructural. A ellos les conviene mantener a este sector social en las mismas condiciones, porque cada seis años los requieren para sus perversos, nefastos y antidemocráticos objetivos políticos. Por eso no hay respuestas eficaces para la pobreza, solo paliativos ridículos que sirven de apariencia para la labor política y de los políticos.
Otro factor tiene que ver con específicamente con la sociedad política en México. Las negociaciones entre los partidos son más obvias que la arena en el desierto. Pruebas de ello muchas, la última fue la inesperada y avergonzante declaración de derrota por parte de la candidata panista Josefina Vázquez Mota antes siquiera de pasar el 1% de las casillas capturadas; y por supuesto la felicitación anticipada de Felipe Calderón al “virtual ganador de la contienda” Enrique Peña Nieto, sin siquiera rebasar el 10% de las casillas capturadas. Estos detalles son una ofensa, una burla descarada y sinvergüenza hacia y para una sociedad que ellos mismos presumen como democrática. El respeto, un valor intrínseco que debe de existir en todo régimen democrático, se pasó por alto en este proceso electoral.
La manipulación de la opinión pública a través del monopolio existente en los medios de comunicación en México, constituye otro factor de gran importancia que transgrede y lacera profundamente el espíritu democrático de una sociedad. La socialización política que ahí se lleva a cabo es uno de los recursos más poderosos para la definición del comportamiento electoral, mucho más en una sociedad tan desigual como la mexicana, donde la falta de alimento y educación en un significativo porcentaje de la población obstruye una mayor capacidad de reflexión social, fundamental en este tipo de situaciones y coyunturas. Por ejemplo, el periódico El Universal, ya tenía en su edición vespertina publicada a las 8pm tiempo de la Ciudad de México, un encabezado pomposo que daba ya como ganador a Peña Nieto, ¡Es Peña Nieto! decía el encabezado. Y por supuesto Televisa y TvAzteca con resultados de sus casas encuestadoras como Mitofsky ya nombraban presidente al priista sin siquiera haber iniciado el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), y aparte dándole una ventaja de más de diez puntos.
Así pues son la pobreza, la desigualdad estructural, la corrupción, los monopolios mediáticos, los intereses elitistas, algunos de los principales aspectos que deterioran gravemente nuestra democracia incipiente. Sin embargo, algo positivo resulta de todo este desastre social y político, me refiero a la paulatina madurez y consolidación de la sociedad civil mexicana y sus diferentes sectores u organismos conformantes. Hoy en este periodo de la historia política de México surge de nuevo el entusiasmo, el compromiso, la valentía, la rebeldía constructiva de los jóvenes mexicanos, estudiantes, universitarios, críticos, emprendedores, soñadores, utopistas conscientes de su realidad, nuevos hacedores y defensores de la democracia, inspirados en su nación, en su historia, en sus capacidades diversas y solidarias y, por supuesto, en su poder de transformación, de concientización y democratización.
Las redes sociales han sido su principal instrumento de guerra, su arma letal, esa que dispara municiones de verdad, de crítica, de reflexión, de libertad, de utopía; un arma que busca aniquilar el pasado sometedor, opresor, alienante, asfixiante, pero que aún es un arma que no tiene el alcance necesario para lograr su cometido. Y es que la brecha digital en la sociedad mexicana sigue siendo bastante amplia, y no logra abarcar a todos los sectores de la población. Es este pues, otra de las cuestiones a las que habrá que dar respuesta en el futuro inmediato. #YoSoy132 es quizá el resultado más favorecedor y motivante de toda esta coyuntura política, ya que representa el despertar de la conciencia ciudadana, y se posiciona alentadoramente como un soldado de la democracia mexicana.       
No se trata entonces de despotricar en contra de un candidato a la presidencia que genera antipatía en un sector de la sociedad, tampoco de defender a ultranza y con apariencia de berrinche a nuestro candidato favorito. No se trata de personajes sino de vida social, de futuro social, de calidad de vida, de seguridad en todos los sentidos, de certeza, de transparencia, de honestidad, de justicia, de democracia verdadera, de paz. Entonces no importa quien haya ganado o perdido, sino de que se gane o se pierda pero con claridad, sin dudas ni ambigüedades, con honestidad y sin bajezas de la peor calaña. Eso es lo que se pelea en este momento, lo que molesta, lo que motiva a seguir en la lucha; no es López Obrador ni Peña Nieto, es la manera en que se contiende, es el respeto al pueblo, es el sí a la democracia y el no al autoritarismo. Es el miedo a no progresar, es la juventud valiente cuestionando su futuro y peleando el derecho a construirlo con dignidad y justicia. Es México ante la historia, es una nación ante la desilusión y la sumisión o la ebullición y la consolidación de su democracia. VIVA MÉXICO!!!!!      

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