EL PRI, UN PARTIDO
SIN CREDENCIALES DEMOCRÁTICAS ACEPTABLES
Samuel F. Velarde
Desde
que perdió la presidencia de la república el 2000, el PRI se dedicó a toda
costa a intentar recuperar el poder
presidencial, si bien nunca dejó de ser un partido poderoso e importante en el
escenario político mexicano, al menos se esperaba que recobrara el poder
ejecutivo sin tanto aspaviento, es decir desde una estricta y limpia
competencia electoral. Sin embargo los hechos demuestran lo contrario, existen
demasiadas pruebas grandes y pequeñas que indican un desapego total a las
normas democráticas.
Si
bien es cierto hubo miles y miles de mexicanos que votaron por el PRI, también
es verdad que este partido usó una serie de artimañas para agrandar el número
de electores a su favor, lo cual descompensa bastante el proceso electoral y
siembra la duda del supuesto triunfo. Lo curioso de todo es que en palabras de
la cúpula priista, se trata de desprestigiar a su contrincante principal con un
discurso que a todas luces parece incoherente. Pedro Joaquín Coldwell acusa al candidato
López Obrador de usar recursos ajenos al
IFE y le achaca al mismo candidato, una especie de obsesión por el poder y por
descalificarlos, al igual que en el 2006. Es
decir, de manera simplista y cínica los dirigentes del PRI tratan de
construir una estela de humo alrededor de sus acciones electorales, poco
legítimas y transparentes.
Finalmente
el triunfador Peña Nieto antes de asumir el poder, ya tiene problemas de
ilegitimidad, ya es rechazado de forma real, si Calderón fue el presidente ilegitimo
según sus adversarios y le costó bastante en términos políticos. Peña Nieto
se verá como el presidente impuesto desde los intereses más desacreditados que hay en
este país: los poderes fácticos y sus corifeos. Y un país con un presidente bajo estas
condiciones, difícilmente podrá garantizar una buena y democrática gobernabilidad.
El
riesgo es que ya en el poder, la vieja escuela priista de mano dura renazca. Con
la represión directa contra todos los movimientos sociales anti status quo, que
impulse la corrupción burocrática en todos los niveles, el compadrazgo, el
caciquismo, el nepotismo, la persecución política, todos esos instrumentos en
los cuales se basó el priiato para tener el control del país por 75 años, ese
sería el principal y más lógico temor.
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