lunes, 7 de marzo de 2011

La mujer mexicana ante el Dia Internacional de la Mujer                     
                                                                                 
Samuel F. Velarde

Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón…….
                              Sor Juana Inés de la Cruz

La mujer mexicana ha transitado por una serie de situaciones difíciles, la historia lo ha demostrado una y otra vez, ser mujer en México ha conllevado sacrificios, invisibilidad, maltratos, incomprensión, incluso denigrar al mismo rol de madre. Ser mujer en un país que fue construyendo su identidad a costa en ocasiones de la marginación femenina, fue una desgracia mayúscula. Aún así, la tragedia de ser mujer se fue convirtiendo en una esperanza, en soñar con libertad, en igualdad ante el hombre, o la posibilidad de ir creciendo educativamente para colaborar en la formación de esa identidad de nación. La mujer mexicana se vio metida en una estructura social enquistada y llena de remiendos, que le obstaculizaba una mejor posición social y humana.
Actualmente, el país transita por una senda algo inquietante, aún no se resuelven varios problemas que se plantearon hace años, concretamente la situación de la mujer indígena que sumida en sus tradicionalismos y pobreza, refleja todavía un pasado excluyente y primitivo. Más allá de las culturas y las idiosincrasias, hay algo pendiente en este renglón socio-histórico. De la misma forma, todavía se percibe la violencia contra la mujer, es el caso concreto de la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez, inaudita patología social donde éstas han sido dilapidadas física y simbólicamente hablando, sin que hasta el momento haya soluciones específicas que terminen con tal ignominia.
Hay pendientes en la educación, en la política, en las empresas, en las Fuerzas Armadas que hasta hace poco apenas se incluyen a las mujeres para la carrera de las armas. Entonces el país necesita una buena dosis de políticas incluyentes, en que las mujeres puedan alcanzar su desarrollo y ambiciones personales.
Rescatar una identidad femenina nacionalista, sería importante en momentos en que todo se ha globalizado, para bien en ocasiones de intereses no precisamente constructivos. Es decir, es clave fomentar una identidad femenina que prosiga con los valores de la modernidad, pero sin olvidar los valores mexicanos, una amalgama entre lo mejor de la modernidad (en términos de ciudadanía, participación, educación, salud) y la tradición (perseverancia, amor por los hijos, apego a la familia, creatividad femenina) de una mujer mexicana humanista y leal a su papel histórico.
La mujer hoy en día, es un actor indiscutible para mejorar la sociedad actual, pues su presencia se ha consolidado de mejor manera, por otro lado ha tomado la batuta en varios problemas donde el hombre no precisamente se ha destacado: es gestora en los barrios pobres, es lideresa mientras el hombre va en busca del sustento diario, es ahorradora y optimista en la adversidad. También es madre soltera, sorteando moralismos y altibajos de la vida y los prejuicios sociales, es mujer que ha decidido hacer uso de su maternidad con valentía y amor, es una obrera que produce bajo estándares de calidad sumamente rigurosos aún cuando su vida carece de calidad, incluso es policía y curiosamente muchas no se han dejado corromper. Es política, artista, intelectual, profesionista, técnica, ante todo es madre y trabajadora de su hogar, sin sueldo, sin servicio médico, sencillamente procurando dar amor y responsabilidad en aras de una familia consolidada y funcional.
Por otro lado la indígena y la campesina, metidas en la otredad cultural y geográfica persisten en su tierra, labrándola, recogiendo los pocos frutos que todavía les pertenece, haciendo milagros para alimentar a su prole, a su comunidad. En este país existen mujeres que viven casi exactamente igual que en tiempos de la Colonia ¡a quien le importa¡ creo que a pocos, pues su marginación se oculta o se pasa por alto o increíble se desconoce, aún por los letrados.
Desafortunadamente, la mujer sigue siendo una víctima eterna del maltrato, la prostitución, el acoso y últimamente de la violencia generalizada. Pero también se le usa veladamente, se le explota, se le chantajea se le exhibe. Esperemos, que la mujer encuentre en este siglo XXI un mejor posicionamiento como ser humano y se termine con todo aquello, que la ha denostado y acorralado.



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