La política exterior mexicana, nuevo rumbo?
Samuel F. Velarde
En el realismo
político de Hans Morgenthau, uno de los exponentes más importantes de la teoría
de las relaciones internacionales, el mundo no es como uno desearía que fuera, sino
que se deben entender las fuerzas del mundo real y cooperar con él para hacer
el menos mal posible. Así, en las relaciones internacionales conocer y entender
la realidad política de otros estados es importante, para generar una política
donde lo que se haga tenga consecuencias lo menos dañinas posible. En el caso
mexicano aún se recuerda el asilo político a los republicanos españoles en
tiempos del general Cárdenas, el papel de México en el grupo Contadora para
lograr la paz en Centroamérica, pero también las consecuencias políticas en la
región a propósito de los exabruptos poco diplomáticos de Fox en el affaire con Fidel Castro ”comes y te
vas”. Que enturbió una política exterior mexicana de cierto prestigio.
Más allá de lo
provechoso que tuvo la alternancia en el poder en términos democráticos, es un
hecho que la política exterior mexicana se vio reflejada por el manejo de
subjetividades más que por el de un realismo político. Los gobiernos panistas a
mi ver, interpusieron lo ideológico en sus relaciones internacionales más que lo objetivo. Sin lograr entender que
la globalización si bien es una etapa donde lo comercial impera, políticamente no debe olvidase el
recurso de la razón diría Morgenthau y ubicarse mejor en ese realismo internacional.
El actual gobierno del
presidente Peña Nieto intenta rescatar un poco la tradicional política
exterior mexicana que tuvo lo suyo (aunque era también candil de la calle
oscuridad de su casa) se ha percatado de la necesidad de moverse en un realismo
político, reconociendo que hay que incrustarse en un tablero internacional complejo, pero donde indudablemente la
presencia mexicana vale más que las ausencias. Así, se explican sus viajes como
presidente electo a Guatemala, Brasil, Chile, Argentina, Perú, ya como presidente
en funciones a Costa Rica, Estados Unidos y Venezuela para participar en los
funerales de Estado del presidente Hugo Chávez, viajes que de alguna forma
permiten volver a pisar el terreno latinoamericano, tan defenestrado por los
gobiernos panistas, sobre todo el foxista. El viaje al Vaticano es también un
punto necesario en el realismo político-religioso.
Ahora con la ida del
presidente a la Conferencia Anual del Foro Boao en China, luego a Japón, se
desea establecer un rol más presencial en la región transpacífica, que es de
hecho la más dinámica comercialmente hablando. Más que nada tratar de
establecer una relación mucho más fructífera con el gigante asiático China y
con la potencia económica nipona. Es decir, entender el realismo internacional
es una tarea necesaria muy ligada al desarrollo interno del país, pues con una
política exterior bien estructurada, se consigue inversión extranjera directa,
exportaciones, intercambio tecnológico- científico, cultural y turismo por
citar algunas ventajas reales.
También hay cosas
pendientes de México en este realismo internacional, el conflicto norcoreano,
el sirio, el palestino, las FARC en la región, su relación compleja con Estados Unidos, hechos
donde México puede recuperar su papel de actor relevante. Pero asimismo antes
que nada limpiar la casa, pues no se puede ser juez afuera mientras en casa
existan injusticias, violencia y retraso
social. El reto internacional es grande, sin embargo existe gente preparada
para lograr elevar el estatus internacional del país, de la pasividad mediocre
y huidiza, a una actividad necesaria y apegada a los tiempos, donde la razón es
importante en el equilibrio de poderes y la paz mundial.
Pero el mundo se ha convertido en un tablero de ajedrez sumamente estrategico, donde la sociedad es un actor relevante y necesario, en otras palabras no hay que dejarle unicamente a los estados la hechura de la politica exterior, pues en ocasiones aquella es mas influyente que las mismas estrategias del Estado, si no, veamos la influencia social en la reforma migratoria en Estados Unidos o la participacion de la sociedad en el conflicto coreano o el activismo social en la crisis economica de Europa.
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