domingo, 7 de abril de 2013


La política exterior mexicana, nuevo rumbo?
Samuel F. Velarde


                En el realismo político de Hans Morgenthau, uno de los exponentes más importantes de la teoría de las relaciones internacionales, el mundo no es como uno desearía que fuera, sino que se deben entender las fuerzas del mundo real y cooperar con él para hacer el menos mal posible. Así, en las relaciones internacionales conocer y entender la realidad política de otros estados es importante, para generar una política donde lo que se haga tenga consecuencias lo menos dañinas posible. En el caso mexicano aún se recuerda el asilo político a los republicanos españoles en tiempos del general Cárdenas, el papel de México en el grupo Contadora para lograr la paz en Centroamérica, pero también las consecuencias políticas en la región a propósito de los exabruptos poco diplomáticos de Fox en el affaire con Fidel Castro ”comes y te vas”. Que enturbió una política exterior mexicana de cierto prestigio.
                Más allá de lo provechoso que tuvo la alternancia en el poder en términos democráticos, es un hecho que la política exterior mexicana se vio reflejada por el manejo de subjetividades más que por el de un realismo político. Los gobiernos panistas a mi ver, interpusieron lo ideológico en sus relaciones internacionales  más que lo objetivo. Sin lograr entender que la globalización si bien es una etapa donde lo comercial  impera, políticamente no debe olvidase el recurso de la razón diría Morgenthau y ubicarse mejor en ese realismo internacional.
                El actual gobierno del presidente Peña Nieto intenta rescatar un poco la tradicional política exterior mexicana que tuvo lo suyo (aunque era también candil de la calle oscuridad de su casa) se ha percatado de la necesidad de moverse en un realismo político, reconociendo que hay que incrustarse en un tablero internacional  complejo, pero donde indudablemente la presencia mexicana vale más que las ausencias. Así, se explican sus viajes como presidente electo a Guatemala, Brasil, Chile, Argentina, Perú, ya como presidente en funciones a Costa Rica, Estados Unidos y Venezuela para participar en los funerales de Estado del presidente Hugo Chávez, viajes que de alguna forma permiten volver a pisar el terreno latinoamericano, tan defenestrado por los gobiernos panistas, sobre todo el foxista. El viaje al Vaticano es también un punto necesario en el realismo político-religioso.
                Ahora con la ida del presidente a la Conferencia Anual del Foro Boao en China, luego a Japón, se desea establecer un rol más presencial en la región transpacífica, que es de hecho la más dinámica comercialmente hablando. Más que nada tratar de establecer una relación mucho más fructífera con el gigante asiático China y con la potencia económica nipona. Es decir, entender el realismo internacional es una tarea necesaria muy ligada al desarrollo interno del país, pues con una política exterior bien estructurada, se consigue inversión extranjera directa, exportaciones, intercambio tecnológico- científico, cultural y turismo por citar algunas ventajas reales.
                También hay cosas pendientes de México en este realismo internacional, el conflicto norcoreano, el sirio, el palestino, las FARC en la región,  su relación compleja con Estados Unidos, hechos donde México puede recuperar su papel de actor relevante. Pero asimismo antes que nada limpiar la casa, pues no se puede ser juez afuera mientras en casa existan injusticias, violencia  y retraso social. El reto internacional es grande, sin embargo existe gente preparada para lograr elevar el estatus internacional del país, de la pasividad mediocre y huidiza, a una actividad necesaria y apegada a los tiempos, donde la razón es importante en el equilibrio de poderes y la paz mundial.
               Pero el mundo se ha convertido en un tablero de ajedrez sumamente estrategico, donde la sociedad es un actor relevante y necesario, en otras palabras no hay que dejarle unicamente a los estados la hechura de la politica exterior, pues en ocasiones aquella es mas influyente que las mismas estrategias del Estado, si no, veamos la influencia social en la reforma migratoria en Estados Unidos o la participacion de la sociedad en el conflicto coreano o el activismo social en la crisis economica de Europa.

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