Un
modelo de Acumulación
por Desposesión
Por Lic. Renzo Sarchi
El
concepto que da título a la presente nota constituye una clave fundamental de
lectura al momento de analizar el escenario actual, desde una perspectiva tanto
global como nacional, y aún más concreta si prefiere el lector remitirse a los
acontecimientos que han tenido lugar en la provincia de Córdoba y la ciudad de
Río Cuarto en los últimos meses. Específicamente, la profunda problemática que
significa la producción con agrotóxicos para la salud de las personas y la preservación
del medio ambiente.
La
acumulación por desposesión es un modelo que según su ideólogo, el teórico
David Harvey, no es nuevo, ya que constituye la estrategia de readaptación que
viene llevando adelante el sistema capitalista desde la década del ‘70; aunque
vale bien reconocer que en los últimos años ha adquirido una intensidad muy
superior a la de sus comienzos. Se trata entonces de políticas típicamente
neoliberales, centradas en la privatización y la financiarización como métodos
para sostener al sistema capitalista de su desgaste cíclico por
sobreacumulación, mercantilizando para ello ámbitos que tradicionalmente se
habían mantenido cerrados al mercado. En el contexto más próximo, esto
significa la acumulación por desposesión de territorio y bienes comunes por
parte de los grandes intereses económicos. Significa trasladar a las
poblaciones desfavorecidas el costo ambiental y sanitario del “desarrollo” que
proponen dichos capitanes del modelo productivo. Significa, en pocas palabras,
la extensión del poderío de Monsanto y su decisión de instalar sus plantas en
la región.
Sin
embargo, afortunadamente la sociedad no se ha mostrado indiferente frente a
esta amenaza, tal es así que vienen tomando fuerza una serie de colectivos que
se han manifestado en repudio de este modelo para pocos; e incluso más, ya han
obtenido resultados que afianzan su lucha e incentivan la participación de
sectores cada vez más amplios de la sociedad.
Cuando
la sociedad se hace oír
El
caso del Barrio Ituzaingó Anexo en Córdoba Capital puede situarse como el punto
de partida de una causa que da muestras de consolidarse poco a poco. Todo se
inició con un grupo de vecinos de dicho barrio, principalmente madres,
movilizados por los graves problemas de salud que comenzaban a afectar a las
familias del lugar; quienes entablaron una lucha por conocer las causas de tal
problemática, y se organizaron para reclamar a las autoridades y visibilizar la
gravedad de la situación. Hoy, diez años después, en un fallo histórico la
justicia ya condenó en agosto pasado a un productor y un aeroaplicador por
contaminación dolosa, y las consecuencias del uso de agrotóxicos cerca de zonas
urbanas son ya públicamente incuestionables. Sin embargo, aún los intereses
económicos que promueven este tipo de producción nociva para la salud y el
medio ambiente permanecen inalterados, y la sociedad asiste en la actualidad a
un momento excepcional para poder introducir un cambio de perspectiva. Acorde
con esto, desde hace un tiempo hacia acá ya se han comenzado a organizar otros
colectivos además de las Madres de Ituzaingó Anexo (http://madresdeituzaingo.blogspot.com.ar/), provenientes de
diversas áreas académicas, científicas, sociales y culturales, como es el caso
por ejemplo de Médicos de Pueblos Fumigados (http://www.reduas.fcm.unc.edu.ar) o el Grupo de
Reflexión Rural (http://www.grr.org.ar/).
En
la ciudad de Río Cuarto, la problemática también ha tomado relevancia, y la
participación de distintos sectores sociales se ha hecho eco en ámbitos
institucionales de transcendencia para la localidad. Tal es el caso de la
Asamblea por un Río Cuarto Sin Agrotóxicos (ver información de contacto),
colectivo que desde una convocatoria abierta y un funcionamiento horizontal ha
venido trabajando para concientizar a la comunidad acerca de los perjuicios del
actual modelo de agronegocios basado en la producción comercial de semillas
transgénicas, agrotóxicos y fertilizantes industriales. Consecuentemente, la
UNRC mediante Res. 322/12 del Consejo Superior, declaró su rechazo a la
instalación en la ciudad de empresas multinacionales del monopolio del
agronegocio como Monsanto, a la vez que dejó explícita su voluntad de
incentivar un espacio de abordaje ético-político para la discusión de un modelo
productivo alternativo al actual. Por otro lado, el Concejo Deliberante también
resolvió dar su apoyo a la iniciativa, en tanto estaría programado para su
última sesión tratar la ordenanza que regirá sobre la aplicación de agrotóxicos
en el nuevo ejido ampliado de la ciudad.
La alternativa
que se construye
Está
claro que la modalidad extractivista y depredadora de la agricultura industrial
es abiertamente contradictoria al desarrollo humano sostenible, por cuanto se
basa en una lógica rentística que no responde a las necesidades alimentarias de
las generaciones presentes tanto como compromete la calidad de vida de las
generaciones futuras. Se procede entonces a la mercantilización del territorio,
y con ello a la desposesión de la vida de aquellos que lo habitan, pues el
modelo de los agronegocios atenta abiertamente contra el derecho que la
resguarda en el marco de un medio ambiente saludable.
Por
todo ello, que la sociedad movilizada le diga no a Monsanto, empresa que
controla nada menos que el 80% de la semilla transgénica a nivel mundial, no es
un hecho menor. Se abre así una alternativa, una causa conjunta que llama a
participar a las diversas voces, individuales y colectivas, para que puedan
pensarse otras formas de producir en armonía con la biodiversidad; una
agricultura en función de las necesidades alimentarias de la población, la protección
de la salud, la generación de trabajo y la distribución de la riqueza.
Prácticas socio-ambientales sustentables y por sobre todo atentas al derecho de
los pueblos a servirse de la naturaleza para satisfacer las necesidades de todos,
inspirados por el respeto hacia aquellos que deberán servirse de este suelo en el
futuro.
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