Las encuestas, los candidatos y las tendencias.
José Roberto Hernández Fuentes.
En México la cuestión está centrada
en las campañas electorales, particularmente en las “tendencias” que marcan las
famosas y ominosas encuestas. El que en su mayoría lidera estas últimas es el
candidato presidencial por el Revolucionario Institucional (PRI) y el Verde
Ecologista (PVEM) Enrique Peña Nieto seguido de un “peleado” segundo lugar
entre la candidata de Acción Nacional, Josefina Vázquez Mota y el abanderado de
las izquierdas Andrés Manuel López Obrador.
Al respecto son patéticos los supuestos
análisis realizados en Televisa sobre los presuntos resultados de estas
encuestas, ya que en ningún momento abordan temas centrales de la contienda política
que se lleva a cabo en el país. Por el contrario, en los programas, que para
colmo son en televisión abierta, como “Tercer Grado” sólo se dedican, cínicamente,
a tres cosas: 1) redundar en aspectos o acontecimientos insignificantes como
las quesadillas que se comió Vázquez Mota en aquel mercado popular, sus mareos
repentinos y en general el conjunto de errores cometidos y por cometer de la
candidata y su equipo, 2) sentenciar perversamente lo según estos periodistas
es ya la derrota del Movimiento Progresista liderado por López Obrador, y 3)
aparentar un análisis crítico de la ya por ellos cantada victoria de Enrique
Peña Nieto y el monstro priista (ese si es un monstro muy aberrante, no la UNAM
como lamentable y equivocadamente señaló la presidenciable panista en su
interminable syllabus errorum).
Mofarse abiertamente de Vázquez
Mota, excluir decididamente a López Obrador de la competencia señalándolo como
claro perdedor desde ahora, a sabiendas del poder que tienen en la opinión pública,
y exaltar, eso si, según ellos muy cuidadosamente (para que no se note el
descaro) una mañosamente impuesta tendencia electoral que casi inexorablemente –si
es que no ocurre un milagro inesperado, como ellos mismo lo dicen– favorecerá
al copetudo priista, constituyen los ejes centrales en que gira el contenido de
este programa de tv.
Por lo tanto, este tipo de programación,
no aporta absolutamente nada significativo a la opinión pública, sólo la llena
de mucha basura periodística que cae en
el bote de la inobjetividad para ir a parar en el campo de la perversidad mediática
y la manipulación desvergonzada de la realidad política en el país. En efecto,
todas las encuestas son aventajadas por Peña Nieto, pero ¿porqué? Es decir, en
el caso de que estos resultados fuesen objetivos y confiables, sería necesario
reflexionar en la sociedad misma y sus motivaciones para favorecer a este
candidato, o mejor dicho al partido político que representa. ¿Por qué la
tendencia hacia un partido político que históricamente
a demostrado ser autoritario, antidemocrático y corrupto? La respuesta no puede
ni debe ser por la presunta estabilidad social que supuestamente existió
durante las gestiones priistas en México en relación exclusiva con la
violencia.
El Partido Revolucionario Institucional
ha sido el partido político más violento en la historia de nuestro país, su carácter
autoritario y antidemocrático refirman esta hipótesis. Un partido que ha
determinado la historia política contemporánea de la sociedad mexicana en base
al mantenimiento de la pobreza, de las grandes desigualdades sociales que aún
persisten en la estructura social, del clientelismo, del corporativismo, de la corrupción,
de la demagogia, en general de la obstaculización de la vida democrática en México
, no puede ser otra cosa mas que un partido político que se ha logrado mantener
gracias a una violencia política y social “justificada” en una aparente estabilidad
hoy completamente vulnerada y de la cual ellos evitan cualquier
responsabilidad.
Entonces ¿cómo explicarse esta
engañosa tendencia en las encuestas? Posiblemente, y así lo quiero creer, sea sólo
una desvergonzada y nefasta manipulación de la opinión pública. Porque de otra
manera, si los resultados que muestran estas encuestas son ciertos, esto quiere
decir que nos encontramos ante un panorama bastante negro de la sociedad
mexicana, el cual indica un gravísimo problema de memoria histórica, de una
reducida capacidad de reflexión social y política y sobre todo de una gran
negligencia social ante las circunstancias sociopolíticas de nuestra realidad. Confío
en que esto no sea así, y no sigamos dependiendo de personajes o grupos de
corte paternalista-mesiánico que afirman ellos “solos” resolver el problema llamado México.
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