jueves, 3 de noviembre de 2011

Breve análisis de las relaciones internacionales y América Latina                      

Samuel F. Velarde

En un mundo global la interdependencia entre los Estados, se vislumbra como una constante que lleva implícito una serie de mecanismos e instrumentos de cooperación, mediación, intercambio y dialogo entre otros, para fortalecer las interrelaciones de aquellos. La globalización del mundo ha llevado a que los Estados- nación tengan las posibilidades de un mejor acercamiento, gracias al intercambio comercial vía acciones de bilateralismo o multilateralismo, donde los tratados de libre comercio y las comunidades económicas se cristalizan acorde a las condiciones geopolíticas de las naciones.
Por otro lado, la tecnología factor primordial para dinamizar economías, ha permitido impulsar acuerdos y acercamientos entre los países que la poseen y quienes a través de otros productos necesitan llegar a ella. Es decir, el intercambio comercial gesta dicha posibilidad. En esta globalidad donde aparentemente existen las formas para que cada quien pueda acceder a ventajas, también concurren riesgos y complejidades que pueden obstaculizar las necesidades de sobrevivencia de los Estados. Así, los riesgos se asumen como aquellas eventualidades que en ocasiones escapan a los instrumentos de control implementados en esa interrelación global.
Si las fronteras comerciales se han abierto eventualmente y con relativa facilidad, también han sido traspasadas por acontecimientos que pueden vulnerar estas fronteras y a sus poblaciones. Me refiero a las enfermedades que en más de una ocasión, han desestabilizado el intercambio comercial y el flujo de personas, fue el caso de la gripe H1N1 en el 2009, que puso de manifiesto la necesidad de la cooperación internacional en este tenor, dejando claro que el mundo es compartible en oportunidades y riesgos. Por no hablar del peligro del terrorismo, el narcotráfico, trata de personas y el tráfico de armas, problemáticas muy presentes en este esquema global.
En esta breve perspectiva acerca de la globalización, es importante ubicar a América Latina en su dimensión geopolítica y económica. Geopolítica al estar compuesta por Estados demasiado heterogéneos en su composición sistémica o estructural, donde las diferencias institucionales se perciben claramente. Pero asimismo en su diversidad económica, que va desde un Brasil aeroespacial hasta un El Salvador con carencias estructurales o un México sumido en el terror del narcotráfico, o una Colombia que busca integrarse en la región Asia-Pacífico. Sin embargo, existen coincidencias económicas, culturales e históricas que pueden ser grandes ventajas de unión en una posible integración latinoamericana.
Así, bajo esta óptica internacionalista es preciso formar cuadros de especialistas con una profunda visión integral de la complejidad global, con el perfil necesario para analizar, observar, diseñar y tomar decisiones asertivas, para implementar estrategias y formatos de negociación internacional entre países, organismos y regiones. Igualmente impulsar los estudios sobre Asia-Pacífico, considerando que esta es una región de grandes potencialidades y oportunidades, enfatizando a Corea del Sur, como un modelo económico paradigmático. Pero de igual manera a China, Japón, Tailandia, Singapur y Vietnam. Países que reflejan cada cual, un importante modelo de esfuerzo económico y tecnológico.
Así, América Latina tiene un gran reto dentro de la teoría y práctica de las Relaciones Internacionales, empujar diálogos de integración y cooperación, pero también abordar nuestra región desde una perspectiva académica integral, donde surjan especialistas en nuestra realidad. Que puedan intercambiar información, experiencias, y así motivar a los gobiernos a realizar políticas internacionales con mayor asertividad, incluso formar un Centro Latinoamericano de Estudios Internacionales y Regionales, donde estudiantes latinoamericanos tuvieran la posibilidad de intercambiar experiencias y formarse bajo un óptica más regional. Por desgracia, muchos nichos académicos están trabajando sin esta perspectiva, solamente bajo el capricho de sus directivos.

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