miércoles, 2 de febrero de 2011

El panorama de las alianzas “derecha-izquierdistas” en México.

José Roberto Hernández Fuentes.

Mucho se ha hablado en los medios, principalmente la prensa escrita, sobre los golpes electorales que ha recibido el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en diferentes estados de la república. El último fue en Guerrero, donde la alianza entre los partidos Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD) y sus “aliados” se llevaron la victoria. Esto, como muchos comentan, oscurece el panorama priísta rumbo a las elecciones federales del 2012. Así, la contienda política por el poder, prácticamente, ha comenzado.

Debido a las acciones y decisiones tomadas por los últimos dos gobiernos panistas, aunado a la repentina debacle perredista, todo indicaba el inevitable regreso del PRI a Los Pinos; sin embargo, hoy todo parece complicarse para el partido tricolor. Las derrotas en Oaxaca, Guerrero, Puebla y Sinaloa, ponen en entredicho la llegada de un gobierno priísta al poder en el 2012. Falta atestiguar y analizar lo que suceda en el Estado de México, donde probablemente también se produzca una alianza entre el PAN y el PRD. De perder Edomex, la batalla por la presidencia de la república en el siguiente año, se tornaría más que interesante por dos sencillos aspectos: 1) las estrategias y la plataforma política desarrolladas por una alianza partidista que une dos ideologías políticas, en teoría, radicalmente distintas; y 2) la manera en que el Revolucionario Institucional enfrentará a sus probables adversarios (¿o enemigos?) políticos.

Por un lado, la alianza entre la derecha e izquierda mexicanas en algunas entidades del país, ha generado muchas expectativas acerca de la forma en que gobernaran. Resulta complicado deducir como se logrará el consenso u acuerdo gubernamental entre ambos actores políticos a pesar de sus diferencias ideológicas; aunque, en términos prácticos, esto sea lo que menos interese en la realpolitik mexicana. ¿Cuál fue el principal motivo que llevó al PAN y al PRD a aliarse para contender por cargos públicos? muy probable y únicamente, el impedir el triunfo priísta. Si esto es así, es por demás lamentable que ambos partidos políticos no puedan desarrollar un proyecto político lo suficientemente incluyente como para contender solos, en periodos de elección popular. No significa que el que escribe esté en contra de las alianzas, sino en algunos motivos específicos de éstas. Ya que si dicha alianza sólo es para frenar los embates priístas, se deja más al descubierto la ya expuesta perversidad política en México.

Sería insensato adelantar vísperas en cuanto a lo que pueden logar estos irónicos gobiernos “derecha-izquierdistas” en sus respectivas soberanías, pero es claro que todo lo que hagan actuará en su favor o en su contra, afectando de manera positiva o negativa una posible alianza entre el PAN y el PRD en las elecciones federales. El reto no es sencillo, los estados que se han ganado cuentan con significativos problemas sociales, económicos y políticos; la gran incidencia del narcotráfico en Sinaloa, los altos índices de marginalidad y pobreza en Oaxaca y Guerrero, así como las secuelas dejadas por un gobierno tildado por la corrupción en Puebla, estarán como principales parámetros de efectividad para estos nuevos gobiernos. Entonces, sólo entonces, en el trayecto se sabrá cómo funcionan estas gestiones “derecha-izquierdistas”; si gobiernan más a la derecha o más a la izquierda, si la izquierda cederá a las voluntades de la derecha o viceversa, o si adquieren la suficiente madurez como para gobernar en base a acuerdos debidamente consensuados, recordando que todo tendrá irrefutables implicaciones en la búsqueda aliancista por el gobierno federal.

Por su parte, la ciudadanía mexicana estará (o debería de estarlo) expectante ante lo que pueda ocurrir con estas alianzas, criticando o reconociendo la labor que desempeñen en sus respectivos mandatos, valorando así, la viabilidad de la alternativa política que puede representar la unión del PAN y el PRD, la derecha y la izquierda mexicanas, en una coyuntura problemática y sinuosa como la que cotidianamente experimentamos.

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