martes, 14 de diciembre de 2010

¿Lumpenización de la sociedad mexicana?


Samuel F. Velarde

Luego de visitar la República de Corea para asistir a un congreso en la Universidad de Estudios Extranjeros de Busan, me hice las siguientes reflexiones. Corea del Sur en los sesentas era un país con un nivel de crecimiento económico menor al nuestro. Sin embargo el PIB en los años setentas comenzó a avanzar de manera constante en el país asiático, por ejemplo en 1976 fue de 10.6 contra 4.2 de México. Lo anterior se llevó a cabo entre otras cosas por un proyecto económico sostenido, el Estado burocrático-autoritario da la pauta para este crecimiento basado en las exportaciones y en donde se apoyan grandes empresas para lograrlo, por otro lado, con una alta inversión en la educación se consigue fortalecer a cuadros de especialistas en varias ramas de la ciencia y tecnología. Con esto, la pobreza se fue eliminando de la sociedad surcoreana, a la fecha el ingreso per cápita en dólares en Corea del Sur es de 22,000 dólares contra 8,000 en México, es decir las cifras no mienten y reflejan los grados de crecimiento económico y su repercusión en la sociedad.

Por supuesto que los surcoreanos padecieron una dictadura militar (Park Chung –hee 1963-1979) bastante férrea y con un costo social demasiado alto, pero es un hecho que a partir de su transición a la democracia (1987) lograron cimentar una sociedad con un alto estándar de vida. La sociedad civil surcoreana ha aprendido a participar y ser contestataria cuando es necesario. De hecho, se radicaliza fácilmente sobre todo en el sector estudiantil, aunque si posee un alto sentido de lo que es la democracia, defiende la institucionalidad y los derechos sociales, no es una sociedad civil fragmentada ni maniatada, menos sumisa o pasiva.

Sin embargo, en nuestro país las cosas son diferentes se ha empobrecido a una gran cantidad de personas, se carece de un proyecto económico incluyente y dinámico, que a la vez produce millones de pobres y lo que es peor, a un sector lumpen de la sociedad a la cual Marx se refería muy bien como el sector sin conciencia ni ideología, dispuesto a ser carne de cañón de intereses mezquinos y sin escrúpulos. Así, la sociedad civil mexicana se fragmenta a raíz de las grandes desigualdades sociales,  carece de una red intersectorial que pudiera organizar un gran proyecto conjunto y una movilización dinámica que le otorgara a la sociedad civil mayor autonomía y un nivel de exigencia hacia el Estado.

Hoy el país se desbarata, se pulveriza peligrosamente y se convierte en una estructura anárquica, en donde las instituciones se devalúan cotidianamente, la ley se minimiza a tal grado de parecer inexistente. Bajo este panorama, se pierden las esperanzas y las expectativas, todo parece ser tan surrealista y cínico a la vez, donde fácilmente se disuelve un Estado de derecho y las soluciones a tal fenomenología parecerían no existir. En Ciudad Juárez, como en varias partes del país la violencia se ha agudizado, se ha empoderado como una vertiente del capitalismo salvaje, en que la falta de ordenamiento económico, oportunidades y la carencia de desarrollo humano para miles de personas, ha favorecido ya no solamente una clase proletaria sin conciencia de sí, sino lo más peligroso, un lumpen proletariado (desempleados, desclasados, pandilleros) del que hablábamos arriba, dispuesto a destruir los valores establecidos, pero no para crear o transformarlos a otros mejores por supuesto, sino para edificar un estado de cosas donde la barbarie se imponga y secuestrar así, a la sociedad e instituciones, un lumpen que algunos teóricos sociales (Marx, Engels, Bakunin) ya visualizaban desde los siglos XIX y XX, incluso el mismo Mao Tse- tung decía que “Ante la imposibilidad de obtener una forma honorable de ganar la vida, muchos de ellos se ven obligados a utilizar métodos ilícitos, tales como rateros, pandilleros, pordioseros profesionales y prostitutas […] esta gente carece de cualidades constructivas y tienden fácilmente a la destrucción“.* Que dicho sea de paso, este fenómeno (de la lumpenización de la sociedad) debería abordarse actualmente con este paradigma o concepto teórico, que tal vez pudiera ayudar a entender mejor la descomposición de sociedades productoras de pobres y su empuje a las organizaciones criminales, para lograr establecer el grado de decadencia e inoperatividad (al menos en términos humanos) de nuestras sociedades capitalistas deformes.**

La violencia se ha convertido en un objeto de estudio multifactorial y multidisciplinario, esto es bueno en la medida de que cada vez podemos conocer más sobre sus causas y consecuencias, pero asimismo creo que nos da una triste pauta sobre la evolución de su barbarie (entonces hobbesianamente hablando ¿el Estado ha fallado?). Pero lo fundamental, lo importante, es sacar de todo ello un mejor resultado, soluciones, viabilidades para aminorarla, más allá de estrategias policiacas o militares, necesitamos pensar que la violencia es estructural, de actitudes y conductas, producto éstas de un estado de miseria humana sin límites, es decir fruto de estructuras sociales vergonzantes.

Aún así, la sociedad mexicana en general y nuestra sociedad juarense caminan, la pregunta es ¿hacia dónde? Las ciencias sociales especialmente la sociología, tienen un reto enorme; convocar al análisis, al diálogo, pero también prevenir sobre futuros desastres y riesgos que como van las cosas, todo indica en esa dirección. Finalmente la sociedad civil mexicana como en Corea del Sur, Brasil y Argentina, debiera ser más contestataria y organizada, pues da la impresión de que ni los partidos políticos ni la clase política mexicana funcionan hoy en día y a mi juicio, la movilización, es la única salida ante el estado de indefensión en la que se encuentra hoy en día nuestra sociedad.

Bibliografía
Montaño, Jorge (1979) Los pobres de la ciudad en los asentamientos espontáneos. Ed. Siglo XXI, México.
Citas
*Ver Mao Tse-tung “Análisis en las clases en la sociedad china”, en Obras escogidas, Buenos Aires. Ed. Platina. Tomo 1, p.17. 1960

**Con esto me refiero a no poder conseguir un capitalismo con beneficios transversales, donde los distintos sectores sociales participaran del plusvalor social de la producción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todo comentario es bienvenido siempre y cuando se guarden las formas tipicamente pertinentes.