lunes, 20 de septiembre de 2010


El futuro juarense: un riesgo latente.
Una perspectiva desde el proceso de socialización.
José Roberto Hernández Fuentes.

            Las condiciones sociales actuales en ciudad Juárez son por demás conocidas, no sólo en el contexto nacional, también en el ámbito internacional. Quizá hablar del presente de la localidad, nos lleva más a redundar que ha reflexionar. Mucho se ha dicho sobre la situación juarense, varios han sido los diagnósticos elaborados, mismos que no reflejan muchas diferencias entre sí. Estos análisis nos muestran tanto las causas como las consecuencias (que hoy vivimos) de la problemática en que se encuentra embutido este municipio fronterizo. Varias y valiosas han sido las aportaciones de gente que se siente comprometida con su ciudad, ciudadanos responsables que buscan soluciones si no inmediatas si mediatas a la crisis que nos acontece. Sin embargo, pocos o nulos han sido los resultados, la situación lejos de calmarse parece agravarse o bien persiste en seguir en la misma sintonía. Los gobiernos defienden su posición desde sus respectivas trincheras, hablan de un trabajo conjunto y organizado y al menor error o a la menor falla, se responsabilizan unos a los otros. La federación pide mayor esfuerzo a las entidades y municipios, y estos últimos más apoyo y recursos al gobierno federal, mientras las respuestas y soluciones a las exigencias de la ciudadanía siguen a la espera. La sociedad civil juarense juega su rol, un rol que recién comienza a conocer, y en este conocimiento de si misma, de sus potencialidades y capacidades, el problema sigue latente, adquiriendo mayores dimensiones. Muy probablemente nunca nos imaginamos experimentar este tipo de acontecimientos, la enajenación (industrial y cultural) a la que estuvimos (o estamos) expuestos, nos impidió levantar las miras y así poder visualizar posibles escenarios futuros, escenarios que se estaban delineando en aquellos ayeres. Ante la madurez que recién adquiere la sociedad civil juarense y la ineficiencia mostrada por los tres niveles de gobierno, en estas circunstancias conviene, si bien no cesar en la búsqueda de soluciones, mantener una resistencia estoica ante tales embates. Sin en afán de promover una resignación civil, tanto la ciudadanía como el gobierno deben enfocar sus capacidades y acciones en el moldeamiento de un futuro sustentable, y no desgastarse sólo en la mitigación de las contingencias del presente.
Es imposible y hasta negligente buscar soluciones para el día de mañana. La corrupción y el crimen organizado, principales detonadores de la crisis social que atravesamos, son dos patologías complicadas que inclusive trascienden los límites nacionales, y cuya cura es forzosamente a largo plazo. Por lo tanto, las medidas a tomar tienen que estar dirigidas a la verdadera construcción de una ciudad y un país digno, cuyos ciudadanos y actores sociales se desarrollen en un contexto sociopolítico y cultural maduro, donde las instituciones sean aparatos normativos realmente funcionales y sólidos, incapaces de corroerse por la corrupción y la impunidad. En este sentido, la apuesta principal de los gobiernos en turno tiene que ir encaminada hacia la consolidación y perfeccionamiento de las instituciones familiar y educativa, ya que es aquí donde existe un riesgo latente conforme la situación que viven los juarenses, debido a la función social que desempeñan.
La familia y la escuela constituyen las dos instituciones primarias de desenvolvimiento individual. En estas se lleva a cabo (en primera instancia) el denominado proceso de socialización, aquél donde el individuo comienza a impregnarse de su realidad social. La socialización representa la construcción del vínculo que establecen los sujetos desde su etapa infantil, para con su contexto social. Este proceso se caracteriza por el aprendizaje y la aprehensión de los elementos que el individuo necesita al momento de comenzar su comprensión e interpretación de la realidad social que lo envuelve y a la vez lo determina. Dichos elementos socializadores provienen de las características de la estructura social o bien, de las condiciones y circunstancias en que se lleva a cabo la dinámica de la vida cotidiana. Bajo este razonamiento sociológico, la realidad de determinada sociedad definirá su estructura y al mismo tiempo establecerá los patrones socioculturales a los que estará sujeta la vida de los individuos. En este sentido, las instituciones sociales reflejaran claramente la situación social prevaleciente, siendo la familia y la institución educativa, quienes a través de la socialización surjan como las principales expositoras y transmisoras de los determinantes de la realidad social, mismos que se internalizaran en los sujetos y futuros ciudadanos. He aquí el riesgo latente en ciudad Juárez.
En sociedades donde la dinámica cotidiana se caracteriza por altos contenidos de violencia (en todas sus dimensiones), está puede llegar a internalizarse en los individuos, de tal manera que va adquiriendo un significado subjetivo como mecanismo inherente a su desenvolvimiento cotidiano, mismo que se considera efectivo para la consecución de intereses particulares. En el caso de ciudad Juárez, las generaciones más jóvenes (niños) corren el riesgo de internalizar la violencia y comprenderla como parte de su vida cotidiana, proyectando así una ciudadanía futura con alto grado de conflictividad.
En razón de lo anterior, las acciones previstas para contrarrestar la problemática juarense deben enfocarse el reforzamiento institucional familiar y educativo, con la finalidad de proveer elementos que traten de dibujar otro tipo de realidad. Para esto es necesaria la contribución de una de las instituciones que en la actualidad tiene gran relevancia en el proceso de socialización de los individuos: los medios de comunicación. Debido a que los mass media constituyen el pilar fundamental de la dinámica comunicativa de la esfera pública, reflejando e influyendo considerablemente en la interpretación de la realidad, en el actual panorama juarense podría considerarse oportuno la disminución o mayor regulación en cuanto a la información de los actos violentos y delictivos que hoy por hoy caracterizan en gran medida la realidad social juarense, haciendo un esfuerzo por reconfigurar o redefinir la transmisión de los acontecimientos violentos en ciudad Juárez, de tal manera que se presente otra faceta de esta lastimosa realidad y así poder desviar (al menos un poco) la expectación de la comunidad hacia otros temas o situaciones de relevancia preferiblemente positiva en la localidad.
Cuando se asume (aprehende) un contexto social donde priva la violencia y el crimen, las posibilidades para la modificación o recreación de dicho contexto, dependen en gran medida de que la generalidad colectiva interprete y comprenda de la misma manera determinada situación, y así tener la posibilidad de contar con la voluntad social para el cambio. Moldear y presentar otro tipo de realidad, principalmente a los futuros ciudadanos juarenses (niños y adolescentes), podría coadyuvar a percibir de distinta manera el futuro de ciudad Juárez.     

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