miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mijail Bajtin (1895-1975)              
Ernesto Ortiz Diego                                                                                           
Fue un crítico literario marxista, nació el 17 de noviembre de 1895 en Rusia, 22 años antes de la revolución rusa que encabezó Lenin en 1917, era descendiente de una familia aristocrática, en 1913 ingresó a la Universidad de Odesa, seguidamente continuó sus estudios en la Universidad de San Petersburgo, donde estudió filosofía y letras.
Al terminar sus estudios en 1918, Bajtin fue profesor en la ciudad de Nevel, donde se relacionó con otros estudiosos del pensamiento contemporáneo, entre ellos, Valentin Voloshinov, todos ellos con diferentes intereses pero unidos por la discusión de temas religiosos, políticos y literarios; así fue como fundaron el “Circulo Bajtin”, en torno a la figura de Bajtin, quien se consideraba así mismo como un estudioso de la filosofía alemana que como un estudioso de la literatura.
En 1920 se trasladó a Vítebsk; en 1921 contrajo matrimonio con Elena Aleksándrovna Okolovic. Fue amigo del pintor Marc Chagall y es cuando Medvédev se incorpora al “Círculo Bajtin”. En 1928 regresó a San Petersburgo para trabajar en el Instituto Histórico, además de asesor de la Casa Editorial del Estado, donde conoció a las principales figuras del Formalismo ruso; en esa época publica tres obras: Freudismo (1927), El método formal en los estudios literarios (1928) y Marxismo y filosofía del lenguaje (1929).
En 1929 publicó una de sus mejores obras “Problemas de la poética de Dostoievski”, donde introdujo por primera vez el concepto de dialogismo. Por la publicación de este importante libro revolucionario, fue acusado de ser participante del movimiento clandestino de la Iglesia Ortodoxa, el dictador Stalin lo condenó a seis años de “exilio interno” en Kazajistán donde escribió muchos ensayos incluyendo “El discurso en la novela”.
En 1941, Bajtin vivió en Moscú donde leyó sus tesis sobre Francois Rabelais en el Instituto Gorki de Literatura Universal de Moscú para obtener el título de postgrado, una tesis que no pudo ser defendida hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Los análisis sobre Dostoyevski y Rabalais, le dieron un enorme prestigio a Bajtin, siendo los literatos búlgaros Julia Kristeva (1941) y Tzevetan Todorov (1939) los principales divulgadores de su monumental obra literaria.
El desarrollo del pensamiento de Bajtin era una triada: una teoría del sujeto (contra el psicoanálisis freudiano), una teoría del lenguaje (contra la lingüística estructural) y una teoría literaria (contra el Formalismo).
La teoría del sujeto de Bajtin reconstruye la idea tradicional del hombre como un sujeto único al afirmar que la consciencia se fragmenta en varias voces que dialogan entre sí, y que la consciencia está determinada por una ideología concreta. En relación a la teoría del lenguaje sobre el método formal que, al igual que León Trotski en Literatura y revolución (1924) denunciaba la insuficiencia del Formalismo. En cuando a la lingüística estructural, Bajtin cuestiona que las lenguas no son únicamente signos, sino entidades culturales e históricas, cuyos códigos no son fijos. Además cada mensaje pone de manifiesto un estilo determinado, ciertas marcas textuales, ecos de otros enunciados y palabras ajenas (intertextualidad). Cada texto evoca una historia de otros (relaciones entre presente y pasado-cronotopo). La metodología de Bajtin pretende escuchar el diálogo que entablan las distintas voces.
El “cronotopo” es un concepto clave que utiliza el filósofo ruso, son indicadores espacio-temporales que sirven para representar la imagen del ser humano en la literatura. Son también las distintas modalidades de novela, un ejemplo sería el comienzo del “Quijote” de Cervantes: “En un lugar de la Mancha…” Otro ejemplo sería Pedro Páramo de Juan Rulfo: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”.
Bajtin siempre privilegió el estudio de la novela porque consideraba que es el género que mejor permite el análisis del discurso social. Su oposición fundamental que plantea es la de novela monológica (reduce el potencial de voces a una sola voz autoritaria) frente a la novela dialógica (que se sirve de ciertas técnicas para incorporar una pluralidad de voces en el texto).
Uno de los libros más importantes que sirvió para conmemorar el centenario del natalicio del literato ruso (1875-1975), “Bajtin y sus apócrifos”, coordinado por Iris M. Zavala. Fue el primer texto publicado en lengua occidental sobre el importante problema de los libros en discusión al literato ruso (el libro sobre Freud, el libro sobre el Marxismo y el lenguaje y el libro sobre el Formalismo), publicados en 1920. Bajtin falleció en Moscú el 7 de marzo de 1975.

lunes, 19 de septiembre de 2011

FRONTERA Y REGIONES DE MEXICO

Por: José Iván Flores Monarrez.

México puede definirse de manera breve y rígida como una zona geográfica habitada por 110 millones de personas que sólo tienen en común el idioma, una bandera y un himno demasiado guerrero. Pero no existe razón alguna para conformarnos con una definición tan acotada como ésta, porque otra definición puede ser tan vasta como la misma extensión territorial de este país.
Pero, ¿cómo definir México cuando éste no parece ser una unidad coherente, sino un país donde paradójicamente conviven diferentes Méxicos? Regiones que siendo hermanas poco se reconocen entre sí, a pesar de compartir creencias religiosas (el catolicismo por ejemplo) y una marcada preferencia por el futbol, entre otras similitudes. Todo ello hace muy difícil plantear y por ende, alcanzar objetivos comunes que permitan el buen funcionamiento de los sistemas que rigen la convivencia social de esta nación.
Analicémoslo de la siguiente forma. Los mexicanos se identifican en el mapa según tres regiones: norte, centro y sur. En el caso particular de la frontera es considerada una especie de espacio en la que habitan personas culturizadas por los angloamericanos, pero también, es sinónimo de anarquía para los que viven en el centro (producto de la imagen negativa proporcionada por los medios masivos de comunicación en relación a la violencia), el centro es cosmopolita, repleto de cultura colonial y moderna, con una gran tradición intelectual, en el sur las cosas son diferentes todavía con prejuicios y grandes desigualdades, la frontera tiene un concepto completamente distinto, donde no existe la dicha y la desventura de vivir al lado del país más poderoso del mundo, sino cerca del subdesarrollo centroamericano.
Pero volviendo a la frontera norte, es la primera trinchera contra la invasión cultural de los Estados Unidos, es el lugar a donde llegan un buen número de mexicanos a probar suerte y que también de alguna forma, contribuyen al enriquecimiento de la cultura fronteriza.
En la frontera, como en otras regiones, la jerga de sus habitantes es única, pero ésta cuenta con la particularidad de tener vocablos derivados del inglés y el español. Esto es un claro ejemplo de la influencia cultural que se ha dado desde hace muchos años. Pero no nos atañe estudiar lo que ya conocemos. El punto es, que la frontera es la puerta de entrada donde a pesar de la crisis de seguridad que se padece, se siente el orgullo de ser mexicanos, de ser una comunidad emprendedora y talentosa, donde miles (la mayoría) sobreviven por su honestidad. Pero la frontera necesita más recursos para evitar su crisis estructural.
Al igual que los baluartes de los castillos de la edad Media, la frontera norte mexicana debe ser protegida para evitar la caída del país. Parece algo extremista pensar en una debacle nacional de grandes magnitudes, pero no sería la primera vez que sucediera. Recordemos que por el abandono del norte, a mediados del siglo XIX, se perdió la mitad del territorio nacional a manos de los estadounidenses, quienes reclamaron esas tierras como suyas en nombre del Señor.
Hoy, Ciudad Juárez y el resto de la frontera, son generadores de recursos humanos eficientes, de entrada de divisas, atractivos centros estratégicos para la inversión extranjera y por todo lo anterior merecen el cobijo de la federación, sobre todo en situaciones de crisis. Así, para conservar la trinchera cultural, es importante la inversión en cultura, en infraestructura que integre a la sociedad y motive la inversión para generar empleos y crear seguridad. Basta observar el cambio en la economía y la vida social de El Paso, Texas, producidos en ese lado a causa de la trágica historia contemporánea de Juárez.
Sólo unificando las regiones de México y creando un intercambio comercial integrador, lograremos el pleno despegue de la nación para gozar de satisfacciones que duren más que el gusto de saberse campeón mundial del futbol juvenil. No basta proponer grandes pactos nacionales en un montón de papeles, ni marchas a lo largo del país para alcanzar nuestras metas; debemos entre otras cosas dejar de llamarnos de manera despectiva “chilangos”, “chihuahutas”, “jarochos”, seguir descalificándonos, mejor comprender que todos somos mexicanos y que añoramos un país más democrático, para las nuevas generaciones.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Anonymus: ¿anarquistas ciber? 
Samuel F. Velarde                                                                                     

En la época del internet y de los diferentes sitios que constituyen las redes sociales, donde la frivolidad y las relaciones impersonales son la vida cotidiana que mueven a las sociedades modernas, pareciera ser que también lo anterior comienza a producir un activismo como contraparte al uso institucional o pro-stablishment de lo ciber. Es decir, si el neo capitalismo global se ha afianzado con la computación y sus derivados, no tendría por qué no suceder que nacieran grupos contestatarios que fueran en contra del orden establecido.
Si millones de individuos usan el internet (en México más de treinta millones) es impensable que éste no se aproveche para fines políticos, ciber subversivos y demás. En Corea del Sur, hace tiempo que el internet es un instrumento de divulgación de ideas políticas y organización social, incluso en las elecciones donde fue elegido Roh Moo Hyun en 2003, el internet tuvo un protagonismo importante.
Así pues, asistimos a una época donde ya existen varias ramas de lo ciber. Ciber-mercado, ciber-ladrones, ciber-escuelas, ciber-policía, entonces por qué no pensar en los activistas ciber? Esa gran comunidad mundial que empieza a inaugurar espacios web-politizados y que incluso, pone en jaque a gobiernos e instituciones.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Publicamos el siguiente artículo con permiso del autor, amigo de este blog.

UN NUEVO AMANECER DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN CHILE 
                                                                                                                                       
Sergio Grez Toso  *                                                                                                         
El año 2011 quedará inscrito en la historia de Chile como el de un nuevo despertar de los movimientos sociales después de más de dos décadas de aletargamiento debido a la combinación de la acción “natural” del modelo económico neoliberal, del recuerdo del régimen de terror de la dictadura, de las trabas y cortapisas legales e institucionales para la expresión de las demandas sociales, de la virtual dictadura mediática impuesta por un puñado de grupos económicos y de poder, además del control y cooptación de estos movimientos ejercidos durante largo tiempo por los gobiernos de la Concertación y sus partidos.

En lo que va corrido de este año, los movimientos sociales en Chile se han sucedido con insólita rapidez, masividad y persistencia. En apretada e incompleta síntesis habría que mencionar la protesta regional de Magallanes, las movilizaciones contra el megaproyecto de HidroAysén, las marchas por los derechos de la diversidad sexual, los paros comunales de Calama, la protesta de Arica, las huelgas de los trabajadores del cobre (estatales y privados), los paros de los empleados fiscales, sin olvidar la persistente lucha de los mapuches por la recuperación de sus tierras y la reconquista de su autonomía y libertad. Pero, sin duda, el más masivo y de mayores efectos sociales, culturales y políticos, ha sido el movimiento por la educación pública cuya columna vertebral y principal componente son los estudiantes.

Tal vez la principal virtud de este movimiento –aparte la de poner en la agenda política con tremenda fuerza la cuestión educacional- ha sido su aporte a la repolitización de la sociedad chilena, potenciando la reactivación de otros sectores y cuestionando certezas, valores, normas, instituciones y formas de hacer las cosas que parecían haber adquirido características “naturales” para millones de ciudadanos sometidos a la hegemonía ideológica del neoliberalismo. Hasta hace unos cuantos meses solo una minoría de chilenos cuestionaba seriamente el lucro en la educación y el rol subsidiario de Estado. Hoy son millones los que exigen junto a los estudiantes una educación estatal gratuita, laica, democrática, igualitaria y de calidad. El cambio ha sido radical. Igualmente, hasta hace poco, plantear demandas como el plebiscito para zanjar disyuntivas de gran interés ciudadano, la renacionalización del cobre y una reforma tributaria para financiar la solución de los más acuciantes problemas sociales, además de la convocatoria a una Asamblea Constituyente para que por primera vez en su historia los pueblos de Chile ejerzan su soberanía, eran sueños de izquierdistas impenitentes, sin gran eco social. Hoy son temas ineludibles y hasta la “clase política”, que ha pretendido monopolizar la representación ciudadana en las últimas décadas, debe, muy a contrapelo de sus naturales inclinaciones e intereses, tomarlas en cuenta para rebatirlas o simular acuerdo con ellas para mejor contener las exigencias provenientes de la sociedad civil.

Asistimos, tal como lo han señalado diversos analistas, a un colapso del acuerdo de gobernabilidad suscrito entre los partidarios de la dictadura y sus opositores moderados en la segunda mitad de la década 1980, pero también a una crisis de legitimidad del modelo económico neoliberal y del sistema de democracia restringida, tutelada y de baja intensidad administrado por dichas fuerzas desde 1990. Al mismo tiempo se extiende el cuestionamiento a las viejas formas “delegadas” de hacer política a través de representaciones institucionales divorciadas de las bases sociales, altamente centralizadas y jerárquicas. En su lugar, los jóvenes y otros actores sociales han venido construyendo desde hace años formas más democráticas y horizontales, como los colectivos sociopolíticos, las asambleas territoriales y locales y las coordinaciones sectoriales, regionales y nacionales de colectivos y organizaciones sociales cuyas políticas y decisiones se toman colectivamente y en las que no es extraño que los dirigentes y voceros sean removidos por sus bases si estas lo estiman conveniente. El sistema político binominal, la elitización de la política “profesional” y los abusos de la “clase política”, han engendrado sus propios sepultureros: una ciudadanía popular y de clases medias crecientemente empoderada. La crisis del sistema es profunda aunque aún no es “terminal”. ¿Qué falta para que la democracia de baja intensidad y el extremista modelo neoliberal chileno sean desalojados del escenario histórico? Varios elementos. Los más importantes e inmediatos parecen ser los siguientes. En primer lugar, que los trabajadores en tanto tales (y no solo como pobladores, consumidores, padres o apoderados) entren decididamente en la lucha por sus propios derechos, con los mismos grados de autonomía, radicalidad y sagacidad política demostrados hasta ahora por el movimiento estudiantil. Ellos son y seguirán siendo el elemento decisivo, como lo es la infantería en la guerra, considerada tradicionalmente como la “reina de las batallas”. En segundo término, es indispensable que los movimientos sociales (no solo el estudiantil) sean capaces de elaborar sus propias propuestas políticas y de tender lazos solidarios entre sí para formar un frente común ante sus adversarios. Esos movimientos deben buscar sus puntos de acuerdo para construir plataformas unitarias consensuadas democráticamente. Pero también es imprescindible que se doten de sus propias representaciones en la esfera política. El profundo desprestigio que envuelve al duopolio de la “transición chilena” (la Concertación y la Derecha clásica) ofrece una oportunidad como pocas veces se ha visto en la historia de este país para que los movimientos sociales se auto representen políticamente y sean, por primera vez, los actores principales de la refundación de las bases políticas que la sociedad requiere so pena de deslizarse hacia callejones sin salida de sucesivos estallidos sociales sin capacidad de construir alternativas viables. La anomia política es un mal que suele acechar a los movimientos sociales si estos no están en condiciones de orientarse más allá de sus reivindicaciones sectoriales o corporativas, y esa anomia es también un peligro que está rondando a la sociedad chilena.

La convocatoria a una Asamblea Constituyente en la cual los representantes de los movimientos sociales sean la fuerza principal, debería ser el horizonte político para la refundación de una segunda República, que deje atrás la soberanía delegada y esencialmente nominal que ha imperado durante doscientos años, sustituyéndola por la soberanía efectiva de los pueblos que viven en este Estado nación. El plebiscito sobre la educación puede ser un hito importante en ese camino hacia la soberanía popular.

*Historiador chileno, profesor en la Universidad de Chile.