sábado, 19 de febrero de 2011

 Lo sociológico y lo económico: reflexión (ya conocida) para el análisis y la propuesta social

Samuel F. Velarde

Las discusiones teóricas acerca de la política democrática o todo aquello que suene a tipo ideal sobre el “deber ser democrático”, es disonante a la hora de ponerlo en la mesa de la realidad, y esta reflexión es a propósito de las controversias de nuestra política mexicana (pero puede ser la de cualquier país) y los ajustes que las elites hacen de ella, para mantener el control político, por no decir el social, olvidándose de un proyecto económico incluyente y productivo que por supuesto sustente a una democracia a secas.

Y es que la estructura social, no se compone únicamente de maneras o formas de lograr construir a la democracia instrumentalmente hablando, sino que los ciudadanos necesitan desarrollarse como tales, requieren consumir como lo que son: entes con necesidades de vestir, comer, pagar servicios, educarse, desarrollo humano (comprar libros por ejemplo, viajar), vivienda y hasta ¡pagar impuestos!, si esto no lo garantiza una estructura socioeconómica, entonces vienen los desajustes o contradicciones estructurales. Es decir, lo económico finalmente empuja a una sociedad. Veamos sobre lo que significa el desarrollo humano, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo: “El PNUD mide los logros promedio de un país en cuanto a su desarrollo humano mediante el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Los tres elementos que se toman en cuenta para esta medición son:

a. Una vida longeva y sana, medida por las esperanzas de vida al nacer;

b. El conocimiento, medido por la tasa de analfabetismo adulto y la tasa de matrícula total combinada de primaria, secundaria y terciaria;

c. Un nivel económico de vida decente, medido por el Producto Interno Bruto per cápita.”

Esto se comenta, porque desafortunadamente en el campo de las ciencias sociales, sobre todo en la academia, concretamente en la sociología, hay poca relevancia formativa sobre la importancia de lo económico, o no existe una conexión teórica – real sobre nuestras condiciones socioeconómicas, que es lo que embona finalmente la comprensión de una sociedad cubierta en su aspecto tanto democrático y económico. Paradójicamente, los economistas puros pareciera ser no asimilan lo social, entonces sería importante que los sociólogos por ejemplo, asumieran lo económico y plantearan formas de sociedades basamentadas en proyectos o visiones económicas de oportunidades. Barrington Moore (democracia y avance económico) y Schumpeter (observar si el capitalismo se desquebraja realmente) un sociólogo y el otro economista (por citar ejemplos) aportan demasiado en esta perspectiva teórica, la teoría de la dependencia en su momento hizo lo suyo. Por supuesto que también se tendría que leer bien a Weber y a Marx sin los estereotipos ideológicos como los presenta la ciencia social institucional, pero también entender un poco a Smith, Ricardo, Keynes.

A pesar de que México es una de las economías más importantes a nivel mundial, poco entendemos de nuestros problemas económicos o lo que los gobernantes no han hecho para diseñar una política económica viable e incluyente. Como sociólogo, veo estos desencuentros teóricos en nuestra formación, como obstáculos que seguidamente entorpecen o vuelven reiterativos nuestros análisis, entonces hay que dar perspectivas sociológicas pero con fundamento económico, o mínimo, hablando en perspectiva de impacto económico, ya que una sociedad produce, gasta, innova, enriquece o empobrece.

Ya ubicado en nuestro norte mexicano, las inclemencias del tiempo no cabe duda desnudaron nuestra pobreza y muestra una patética vulnerabilidad como sociedad. Sin tratar de descubrir el hilo negro, es una invitación a los sociólogos y a otros colegas dentro del corpus de las ciencias sociales, que cuando se pueda, se aborde el análisis de las realidades sociales con una perspectiva económica, creo que la economía quedaría menos dura, con el ingrediente humanista del análisis sociológico y por qué no, tal vez algún señor capitalista con ética weberiana, nos tomaría en cuenta.





jueves, 10 de febrero de 2011

La excusa para no cambiar

José Iván Flores Monarrez

Alegre mexicano aquel que canturreaba en tiempos de bonanza, de la noche a la mañana, todo se vino abajo. Vasconcelos y sus principios quedaron atrás, grandes escritores nacidos en esta patria se agotan como el petróleo. Los malos se alían con los peores para no perder lo que nunca les ha pertenecido de manera legítima. Los valores han transmutado para el bien de algunos y mal de muchos: ahora es lícito condenar o exonerar sin pruebas, sin tomar en cuenta las consecuencias de juzgar al estilo yankee.
Pero no hemos reparado en analizar las causas de los males colectivos que nos aquejan día con día. ¿Quién es culpable? ¿Ciudadanía o Estado? La respuesta, según yo, está frente al espejo... la tenemos y no la vemos gracias a la miopía provocada por un pésimo sistema educativo. No es la democracia, sino la idiosincrasia de los diferentes Méxicos que cohabitan dentro de esta geografía.
A pesar de que compartimos rasgos comunes, el norte y el sur no conviven; claro ejemplo es nuestra frontera, Ciudad Juárez: la que recibe a miles de mexicanos que llegan con la esperanza de encontrar una oportunidad para salir de la miseria en que viven en sus lugares de origen; afortunadamente muchos la encuentran, pero otros tantos pasan inadvertidos.
Hoy desgraciadamente, en tiempos de crisis (palabra desgastada por no contar con un sinónimo que describa de igual manera la situación que vivimos), la falta de arraigo es una de las principales causas de los problemas que atormentan a nuestra sociedad. Nos sentimos mexicanos únicamente cuando juega la selección de futbol, durante las celebraciones del mes patrio o cuando escuchamos a José Alfredo Jiménez “acompañados por botellas de licor”. Sin embargo, tratándose de crecer intelectualmente, de asumir nuestra responsabilidad ciudadana en los comicios electorales, de vigilar el actuar de nuestras autoridades y de exigir lo que nos garantiza nuestra carta magna (educación, salud, vivienda, libertad de expresión, etcétera), nos sobran las excusas para evadir éstas y otras responsabilidades cívicas.
Duele admitirlo, pero la realidad es que con sus contadas excepciones, el mexicano acostumbra llegar tarde, evade impuestos (a pesar de las facilidades y privilegios fiscales que otorga Hacienda), aprovecha las contingencias para sacar provecho del desamparado y detesta trabajar en equipo: es egoísta. ¿cómo aspirar a ser el super hombre, que plantea Federico Nietzsche en su tesis, con esas actitudes declaradas y abiertamente aceptadas?
Ciudadanía y Estado, conforman el binomio del que derivan el bienestar y la prosperidad de un país saludable social y económicamente. Cuando uno de éstos falla, los dos en el peor de los casos, la hecatombe se hace presente. Inventar excusas solo posterga la búsqueda de soluciones.
Algunos, pocos en realidad, ya nos cansamos de señalar los defectos de un gobierno con oídos sordos, nos dimos cuenta de que la mudez ciudadana tiene cura. No es necesario levantarnos en armas para hacernos escuchar. Las ideas sobran, la iniciativa es escasa. Pero basta con hacer una introspección para descubrir que tenemos la capacidad de hacer grandes cosas y de contagiar con ideologías auténticas a la masa inerte en que se convirtieron ciento diez millones de mexicanos durante las recientes décadas... ¡Basta de excusas!

miércoles, 9 de febrero de 2011

U.S. Troops for Mexico? ( a Westphal idea)

Samuel F. Velarde

Las increíbles declaraciones de Joseph Westphal subsecretario del ejército norteamericano, de que los cárteles de la droga se apoderarán de México y la posible intervención de tropas estadounidenses en este país, no es otra cosa más que la hipócrita manía intervencionista de un personero de la hegemonía mundial. Declaraciones que resultan más que falsas, si se toma en cuenta que los norteamericanos son grandes consumidores de droga, y que de eso resulta la situación por la que atraviesa nuestro país.

Más allá de lo peligroso de sus declaraciones y el riesgo de atizar el fuego donde ya existe conflicto, se observa la poca disposición de ayuda de varios integrantes del gobierno de Obama a la crisis mexicana, denota asimismo que no se desea sobrellevar problemas que deben ser soportados de manera co-responsable, no unilateralmente. Pero también, de que el gobierno que nos representa tenga dignidad para establecer una política exterior de exigencia para que el vecino norteamericano, combata de igual forma o legalice las drogas y no solamente cuidarle las espaldas y hacerle el trabajo sucio como hasta ahora.

Lo inaudito es, que de hacerse realidad lo que ha declarado Westphal ¿alguien puede imaginar a Estados Unidos con un frente de guerra en su patio trasero, aparte de los lejanos Irak y Afganistán? ¿Hasta cuando el discurso de las armas seguirá imperando? Verdaderamente, una locura desde el  discurso del poder norteamericano.



miércoles, 2 de febrero de 2011

El panorama de las alianzas “derecha-izquierdistas” en México.

José Roberto Hernández Fuentes.

Mucho se ha hablado en los medios, principalmente la prensa escrita, sobre los golpes electorales que ha recibido el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en diferentes estados de la república. El último fue en Guerrero, donde la alianza entre los partidos Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD) y sus “aliados” se llevaron la victoria. Esto, como muchos comentan, oscurece el panorama priísta rumbo a las elecciones federales del 2012. Así, la contienda política por el poder, prácticamente, ha comenzado.

Debido a las acciones y decisiones tomadas por los últimos dos gobiernos panistas, aunado a la repentina debacle perredista, todo indicaba el inevitable regreso del PRI a Los Pinos; sin embargo, hoy todo parece complicarse para el partido tricolor. Las derrotas en Oaxaca, Guerrero, Puebla y Sinaloa, ponen en entredicho la llegada de un gobierno priísta al poder en el 2012. Falta atestiguar y analizar lo que suceda en el Estado de México, donde probablemente también se produzca una alianza entre el PAN y el PRD. De perder Edomex, la batalla por la presidencia de la república en el siguiente año, se tornaría más que interesante por dos sencillos aspectos: 1) las estrategias y la plataforma política desarrolladas por una alianza partidista que une dos ideologías políticas, en teoría, radicalmente distintas; y 2) la manera en que el Revolucionario Institucional enfrentará a sus probables adversarios (¿o enemigos?) políticos.

Por un lado, la alianza entre la derecha e izquierda mexicanas en algunas entidades del país, ha generado muchas expectativas acerca de la forma en que gobernaran. Resulta complicado deducir como se logrará el consenso u acuerdo gubernamental entre ambos actores políticos a pesar de sus diferencias ideológicas; aunque, en términos prácticos, esto sea lo que menos interese en la realpolitik mexicana. ¿Cuál fue el principal motivo que llevó al PAN y al PRD a aliarse para contender por cargos públicos? muy probable y únicamente, el impedir el triunfo priísta. Si esto es así, es por demás lamentable que ambos partidos políticos no puedan desarrollar un proyecto político lo suficientemente incluyente como para contender solos, en periodos de elección popular. No significa que el que escribe esté en contra de las alianzas, sino en algunos motivos específicos de éstas. Ya que si dicha alianza sólo es para frenar los embates priístas, se deja más al descubierto la ya expuesta perversidad política en México.

Sería insensato adelantar vísperas en cuanto a lo que pueden logar estos irónicos gobiernos “derecha-izquierdistas” en sus respectivas soberanías, pero es claro que todo lo que hagan actuará en su favor o en su contra, afectando de manera positiva o negativa una posible alianza entre el PAN y el PRD en las elecciones federales. El reto no es sencillo, los estados que se han ganado cuentan con significativos problemas sociales, económicos y políticos; la gran incidencia del narcotráfico en Sinaloa, los altos índices de marginalidad y pobreza en Oaxaca y Guerrero, así como las secuelas dejadas por un gobierno tildado por la corrupción en Puebla, estarán como principales parámetros de efectividad para estos nuevos gobiernos. Entonces, sólo entonces, en el trayecto se sabrá cómo funcionan estas gestiones “derecha-izquierdistas”; si gobiernan más a la derecha o más a la izquierda, si la izquierda cederá a las voluntades de la derecha o viceversa, o si adquieren la suficiente madurez como para gobernar en base a acuerdos debidamente consensuados, recordando que todo tendrá irrefutables implicaciones en la búsqueda aliancista por el gobierno federal.

Por su parte, la ciudadanía mexicana estará (o debería de estarlo) expectante ante lo que pueda ocurrir con estas alianzas, criticando o reconociendo la labor que desempeñen en sus respectivos mandatos, valorando así, la viabilidad de la alternativa política que puede representar la unión del PAN y el PRD, la derecha y la izquierda mexicanas, en una coyuntura problemática y sinuosa como la que cotidianamente experimentamos.

Ejemplo del pueblo egipcio (una subjetividad sociológica)

Samuel F. Velarde
Si los pueblos o sociedades civiles se levantaran para echar a los malos gobernantes y acabar con lo podrido de las estucturas sociales de los países, sería fabuloso, siempre y cuando la democracia real y ciudadana se instaurara, sin idealismos utópicos, más bien con realismo democrático. En México, ¿la sociedad algún día reaccionará para terminar con las mafias en el poder y sus malas políticas?
Esperemos los egipcios encuentren una salida para bien y no para caer en una visión fundamentalista y también excluyente.